F. Martín, como decía Churchill
Decía el ex primer ministro británico Winston Churchill, más o menos, que entre ser optimista o ser pesimista, mejor ser lo primero, ya que lo segundo no sirve de nada. Fernando Martín, el presidente de Martinsa Fadesa, sigue al pie de la letra el consejo del político y premio Nobel de Literatura.
A Churchill su optimismo vital le ayudó en la escapada del campo de prisioneros al que fue enviado en 1899 cuando trabajaba en India como periodista; o para afrontar las dos guerras mundiales del siglo XX como líder político. A Fernando Martín su optimismo le habrá servido en los últimos años para resistir el hecho de presidir la compañía española que ha protagonizado el mayor concurso de acreedores de la historia en el país. ¿Cómo levantarse cada mañana con una deuda a cuestas de 7.000 millones de euros, más de un billón de las antiguas pesetas? Martín lo ha hecho cada día desde aquel 14 de julio de 2008 en el que Martinsa Fadesa decidía su entrada en concurso de acreedores.
Antes, cuando Martinsa Fadesa se disponía a salir a Bolsa, el ex presidente del Real Madrid decía al que quería oírle que el valor de la empresa prácticamente se iba a duplicar y que lideraría el sector inmobiliario español y europeo.
Al declarar la insolvencia de Martinsa Fadesa su presidente sostenía que, tal y como estaban las cosas, mejor estar en concurso y aplazar el pago de las deudas. Y al salir, de forma efectiva, del proceso concursal, el empresario vallisoletano considera demostrado un acierto haber solicitado su entrada en concurso y sostiene, de nuevo, que Martinsa Fadesa liderará el mercado inmobiliario español gracias al valor de los terrenos de los que dispone.
También considera que tiene todo ganado en la demanda que ha presentado contra Manuel Jove y que el empresario gallego se atendrá a negociar en un momento dado.
Fernando Martín acude hoy, aniversario del concurso de Martinsa Fadesa, al juzgado imputado por Gürtel. Lo hará convencido de que el juez le dará la razón y que saldrá reforzado del proceso.