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Análisis de la economía lusa

Portugal elige Gobierno y Bruselas, su programa

Las elecciones generales del domingo se celebran bajo la presión de la crisis griega y la vigilancia de la UE

El rechazo, por parte del Parlamento, del cuarto plan de recorte de gastos que iba a afrontar Portugal llevó al primer ministro, José Sócrates, a presentar su dimisión el 23 de marzo de 2011, y a convocar elecciones anticipadas. Paradójicamente, los comicios, que se celebran este domingo, nacen bajo la certeza de que sea cual sea el color político vencedor, su mandato estará marcado por un programa de ajustes aún más agresivo que aquel.

El cisma abierto en el país en marzo detonó la ya rumoreada intervención de la Unión Europea y convirtió a Portugal en el tercer país en ser rescatado. Un salvavidas de 78.000 millones de euros, de los que el Fondo Monetario Internacional ya inyectó 6.100 millones la semana pasada, y la UE ha transferido otros 4.750 millones en estos últimos días.

Así, el vencedor de los comicios, tanto si repite el socialista Sócrates (PS), como si ganan el conservador Pedro Passos Coelho (PSD) o la derecha de Paulo Portas (CDS) -los sondeos más recientes apuntan a una alianza de los dos últimos-, deberá cargar con la pesada contrapartida del rescate. Todos se han comprometido ya a cumplir con el plan de ajuste impuesto desde Bruselas.

El programa, cuyo objetivo es rebajar el déficit del actual 7,3% al 3% para 2013, incluye la congelación del sueldo de los funcionarios hasta ese año, una reducción de los empleados municipales, una rebaja de las prestaciones por desempleo y de las pensiones, la detención de las grandes obras de infraestructuras y la privatización de empresas públicas. Los analistas de Nomura consideran que el país deberá, además, elevar la presión fiscal, acabar con la subvención a empresas energéticas ineficientes y elevar el ratio de capital Tier 1 de la banca lusa al 9% este año y al 10% para el final de 2012. "Sin embargo, el problema clave en Portugal sigue siendo la baja productividad de su fuerza de trabajo", concluye Nomura.

Una tesis con la que comulga Daniel López Argumedo, de Finagentes, que opina que esta es el área de actuación más compleja. "Las reformas que hay que afrontar ahí son de tal calibre y tan dolorosas, supondrían tal pérdida de votos, que ningún partido tendrá el arrojo de afrontarlas. Portugal debería iniciar una devaluación interna, rebajando los precios un 20% o un 30%, hablo de disminuir salario mínimo y las pensiones, flexibilizar el mercado laboral, a la vez que se busca equidad retributiva en los ajustes fiscales para que la crisis no la paguen los mismos de siempre", opina.

Pero aunque el plan de recortes sea amplio y exitoso, no sería una garantía de que el país vaya salir adelante. "No se trata solo de planes de ajuste. Portugal de hecho ya lleva varios y ha sido rescatada. Lo que hace falta es combinarlo con un plan de expansión que permita crecer", sostiene Argumedo. "La experiencia de los anteriores rescates muestra que es poco probable que el rescate en Portugal incremente su credibilidad soberana", añaden en Citi.

De hecho, el diferencial entre el tipo de interés que paga Grecia por su bono a 10 años en el mercado secundario se situaba en el 12% cuando fue rescatada por la UE. Hoy se encuentra en el 16%. Otro tanto ha ocurrido en Irlanda. En Portugal, la prima de riesgo está en los 676 puntos ahora mismo, frente a los 441 puntos que registró el día de la renuncia de Sócrates. Esta herencia maldita ha provocado que Grecia necesite ahora un nuevo paquete de ayudas para no quebrar. Más allá de lo que Lisboa pueda lograr internamente, la solvencia del país seguirá a expensas de las turbulencias que sufra el mercado de la deuda soberana europea. De hecho, su prima de riesgo no marcó su máximo histórico, en 677 puntos, por los problemas locales, sino cuando la crisis helena se reavivó.

Ni el peso de la deuda griega ni el agujero bancario irlandés

La historia de los tres países que han sido rescatados por la Unión Europea es bien distinta. "Lo de Grecia fue por su incontrolable volumen de deuda, que es claramente peor que el de los otros dos países. Desde luego Portugal tiene un nivel más manejable. Y tampoco tiene el problema de solvencia bancaria que se dio en Irlanda. El problema de Portugal es de crecimiento", relata Nicolás López, de MG Valores. "Se trata de una economía pequeña y poco competitiva que, además, no tiene grandes empresas exportadoras como España", agrega. "Portugal apenas ha crecido desde que entró en el euro, y ese es su problema más serio. Y ahora se le ha sumado el de la deuda", coincide Daniel López Argumedo de Finagentes."Lo más grave es que para devolver la deuda, la única manera es crecer", y según Argumedo, un nuevo plan de austeridad, que no vaya acompañado de incentivos al crecimiento, no hará sino frenar aún más el de por sí endémicamente débil crecimiento del PIB luso. "Si algo se puede diagnosticar es que estamos en una recesión por endeudamiento, ya sea público, como en Grecia, o privado, como en Irlanda. Y no se puede salir si tienes déficit por cuenta corriente", continúa el analista de Finangentes, que aboga por fomentar las exportaciones para intentar ganar velocidad."El caso de Portugal es mucho menos grave que el de Grecia. Si de aquí a un año su economía logra crecer, es prácticamente seguro que no necesitarán nuevos paquetes de ayudas y que podrán ir haciendo frente a los vencimientos de deuda", retoman desde MG Valores. Un análisis con el que coinciden desde Nomura, donde exponen que "la necesidad de financiación en Portugal no es tan grave" como en Atenas, por lo que "no habrá que considerar una reestructuración de la deuda".

La cifra

10.850 millones de euros es el tramo de ayudas que Portugal ya ha recibido de los 78.000 millones del plan de rescate aprobado por la UE y el FMI.

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