Los antinucleares ganan la batalla en Alemania, que decide cerrar sus 17 centrales
Las presiones políticas y de los grupos antinucleares que han arreciado en Alemania tras el desastre nuclear de Japón han llevado al Gobierno de Angela Merkel a decretar el apagón nuclear en 2022. Antes de 2013 quedarán clausuradas las ocho plantas más antiguas y el resto, hasta 17, a principios de los años vente.
La catástrofe del complejo de Fukushima ha acabado con las ilusiones de la industria nuclear alemana, que el pasado mes de septiembre había logrado que el Gobierno tripartito presidido por Angela Merkel ampliara en 14 años la media de edad del parque nuclear del país, hasta 2036. Con aquella medida, la coalición de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU), de la propia Merkel; los socialdemócratas bávaros (CSU) y los liberales (FDP), aplazaban el apagón nuclear decretado en el año 2000 por el Gobierno socialdemócrata de Gerhard Schröder y Los Verdes, que fijaron para 2021.
Razones políticas, según los distintos análisis, han llevado al actual Ejecutivo alemán a retomar ese proyecto al anunciar ayer que las 17 plantas atómicas del país estarán clausuradas en 2022. Ocho de ellas, las que fueron desconectadas de forma provisional por tres meses tras el desastre japonés, no volverán a funcionar (salvo una que se mantendrá en "reserva fría" para paliar posibles problemas de suministro). Del resto, seis serán clausuradas en 2021 y las tres restantes un año después.
La suerte de las ocho plantas más antiguas, así como el futuro de la propia energía nuclear en Alemania, dependía del resultado de un informe que el Gobierno germano encargó tras el tsunami a un equipo de expertos, que formaron parte de la llamada Comisión de æpermil;tica.
Las conclusiones de dicho informe, que fue entregado ayer, provocaron el anuncio-bomba que realizó a primera hora de la mañana el ministro de Medio Ambiente, Nobert Röttgen, quien comunicó a la prensa la decisión del Gobierno de desmantelar progresivamente las 17 centrales alemanas, tras el acuerdo alcanzado por los partidos de la coalición. La decisión no supondrá la desaparición del impuesto aprobado recientemente sobre las barras de combustible nuclear, que se destinará a a financiar nuevas plantas de energía renovables y que suponía (hasta la decisión de ayer) unos ingresos de 2.300 millones de euros anuales.
Las dudas de si, una vez más, el plan del Gobierno podría ser revisado en el futuro, fueron despejadas enseguida por el titular de Medio Ambiente. Según aseguró, la decisión "es definitiva", por lo que "no habrá cláusula de revisión". En este sentido, las esperanzas de las compañías eléctricas se han diluido a la vista de que el acuerdo ha sido firmado por los partidos de centro derecha, que se unen así a los de posiciones ideológicas contrarias y opuestos a la energía atómica, como Los Verdes.
En marzo, esta formación arrebató a los cristiano-demócratas el bastión de Baden-Wuerttemberg. Esta circunstancia; las multitudinarias manifestaciones celebradas en el país tras el accidente de Fukushima y el temor a fracasar en las elecciones que se van a celebrar en otros siete länder, han llevado a la coalición de centro derecha a tomar una decisión tan drástica. Ello, a pesar de las presiones que se les avecina por las compañías.
En marzo, la eléctrica RWE presentó una demanda contra la moratoria provisional que afectó a una de sus centrales, la de Biblis A. En el caso de Eon, aunque dos de sus plantas también fueron desconectadas por decisión gubernamental, optó por dar un voto de confianza al Gobierno y no recurrió la decisión. Ahora, ambas emprenderán con toda probabilidad nuevas acciones legales.
También la industria alemana alertó de la subida del precio de la electricidad que acarreará el cierre de las nucleares. El presidente de la Federación de la Industria Alemana (BDI), Hans-Peter Keitel, consideró que las consecuencias del apagón nuclear "pueden ser irreversibles" y criticó la celeridad "de un proceso sin precedentes". Keitel exigió "alternativas que no lastren a la economía, al consumidor y al clima".
A lo largo del día no faltaron informes encargados por las empresas sobre el coste de un plan que supondrá, según sus críticos, un mayor uso de carbón y gas y la compra de más certificados de emisión de CO2, lo que encarecerá el predio de la electricidad.
Respecto a las medidas previstas para contrarrestar los efectos del apagón de una energía que representa un 23% de la producción eléctrica, el informe apuntan a algunas de ellas: reducción del consumo de energía para 2020 en un 10%, a través, entre otros, de la mejora en el uso de aparatos eléctricos y duplicar la cuota de producción de energía obtenida con fuentes renovables, que pasaría a representar el 35%. Y, pese a todo, el Gobierno de Angela Merkel pretende reducir los gases de efecto invernadero en un 40% para el final de esta década.
La canciller alemana se mantuvo ayer firme al asegurar, en una rueda de prensa, que "nuestro sistema energético debe ser cambiado de arriba a abajo. Queremos que la electricidad del futuro sea segura y, al mismo tiempo, fiable y económica".
La industria española confía en que la decisión sea "reversible"
La decisión de una potencia económica como la alemana de clausurar su parque nuclear en una década ha supuesto un jarro de agua fría para la industria nuclear europea, que teme un efecto contagio, como ocurrió en los años ochenta tras la moratoria nuclear de EE UU, que se extendió por el Viejo Continente.En España, el Foro Nuclear confiaba ayer en que la decisión "sea reversible y no definitiva", a la vista de los vaivenes experimentados en los últimos años por la política energética en ese país. En cualquier caso, añadió en una nota, "la decisión no puede ser trasladada a otros países, por su carácter coyuntural, la situación geográfica de Alemania, su capacidad de interconexiones en la red y la existencia de recursos propios", como el carbón. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, abundó en esta idea al asegurar que "es un tema político". Y añadió que "Alemania ha tomado sus decisiones como tomaron anteriormente las contrarias".En Francia, la mayor potencia nuclear europea y la segunda del mundo, con 70 centrales en funcionamiento, la presidenta del fabricante de reactores, Areva, Anne Lauvergeon, advirtió que la energía nuclear en Alemania será reemplazada por otra energía nuclear: la que produce Francia y que los alemanes deberán importar en mayor medida. El Gobierno teutón respondió que su país es exportador neto de electricidad.Por su parte, el ministro sueco de Medio Ambiente, Andreas Carlgren, se opuso también a una solución que considera inadecuada. "Centrarse en qué año debe eliminarse la energía nuclear hace que se corra el riesgo de perder lo esencial, es decir, cómo vamos a resolver el doble reto de reducir la energía nuclear y las emisiones de CO2".En Bruselas, el comisario de Energía, el alemán Günther íttinger, comentó ayer que el impacto de la decisión alemana "dependerá de las alternativas que se utilicen" a la energía nuclear. íttinger, que pertenece a la misma formación política de Merkel, calificó en su día de "apocalipsis" el desastre de Fukushima.
La Bolsa premia a las verdes y castiga a las clásicas
Las acciones de Gamesa registraron ayer la mayor subida del Ibex, un 5,21%, hasta 6,52 euros, en una sesión en que resultaron premiadas las empresas del sector de las energías renovables tras conocerse la decisión del Gobierno alemán de abandonar la energía nuclear en algo más de una década, a cambio de potenciar las tecnologías verdes.Y lo fueron muy especialmente los fabricantes, cuyo negocio, a diferencia de las generadoras, no tiene fronteras. En este sentido, además de Gamesa, otra gran beneficiada por la noticia fue la compañía danesa de aerogeneradores Vestas, que suele ser una de las referencias bursátiles de las renovables y cerró con unas ganancias del 2,72%.En la Bolsa de Madrid, Enel Green Power se revalorizó un 4,29%, hasta 1,92 euros por acción, mientras que Fersa lo hizo en un 4,21%, hasta 1,36 euros, y Solaria en un 3,12%, hasta 2,31 euros.Por su parte, los títulos de Acciona registraron una subida menor, del 0,49%, hasta 73,56 euros, mientras que los de Iberdrola Renovables, cuyos accionistas aprobaron ayer la fusión con su matriz al precio de canje ya anunciado, se mantuvieron al margen del anuncio del Ejecutivo alemán y mantuvo plana su cotización.Entre las alternativas para compensar la potencia nuclear que será desmantelada, y que supone un 23% del mix de electricidad del país, está la de duplicar la producción de energías verdes, hasta un 35% en 2020, así como ahorrar un 10% de energía. Eso le permitirá, según los planes, reducir las emisiones de CO2 un 40%.Y subieron con fuerza otras europeas: la eólica Nordex ganó un 13,2%, hasta 6,80 euros, y el consorcio solar SolarWorld lo hizo un 8,8%, hasta 9,62 euros.Por su parte, las grandes eléctricas alemanas propietarias de las centrales afectadas por el cierre recibieron el castigo de los inversores. Eon bajó en el Dax, el selectivo de la Bolsa de Fráncfort, un 2,3%, hasta 19,55 euros, y RWE perdió un 1,7%, hasta 40,31 euros. Por su parte, el índice tecnológico TecDax cerró con una ganancia de 1,61%, hasta los 911,40 puntos.
Las cifras
33 mil millones de euros será el coste del cierre de las centrales nucleares en Alemania, según datos de la patronal de la industria (BDI).70 millones de toneladas de CO2 serán las emisiones nuevas a la atmósfera que producirá el apagón nuclear, por el mayor consumo de carbón y gas.
Suecia, afectada
El apagón nuclear en Alemania va a afectar al grupo energético sueco Vattenfalla, que tiene el control o participación en cuatro nucleares. Por su parte, la alemana Eon tiene intereses nucleares en Suecia, donde podrá seguir explotando sus instalaciones.