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Tribuna
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Un nuevo ejercicio presupuestario

Celebradas las elecciones, comienza en muchas comunidades autónomas y en la mayoría de los ayuntamientos un nuevo ejercicio presupuestario. Legalmente será el mismo, pero en términos prácticos el comportamiento será como si comenzáramos el año para las cuentas públicas. Un año, por cierto, efectivamente difícil en términos presupuestarios.

En el lado de los ingresos, lo que deberíamos esperar es un probable aumento de impuestos y tasas. Es el momento de revisar el catastro y visto cómo están las finanzas de los ayuntamientos, no debería sorprendernos una subida del impuesto sobre bienes inmuebles o de las tasas sobre servicios básicos, como, por ejemplo, las basuras.

Por el lado de las Haciendas regionales, nunca ha habido una especial corresponsabilidad en los ingresos, es decir, la autonomía con la que gastan sus recursos no se ha visto acompañada por niveles semejantes de autonomía en la fijación de impuestos. No hay que esperar, en este sentido, que las comunidades autónomas decidan de la noche a la mañana realizar grandes cambios en su tributación. Sí, por el contrario, subidas significativas en las tasas por servicios que prestan a tenor de lo que ha ocurrido en el pasado. La posibilidad de recurrir a la deuda dependerá en buena medida de la situación del mercado y la verdad es que no pinta demasiado bien, vista la experiencia de aquellas comunidades que han emitido en los últimos meses.

En cuanto a los gastos, es claro que hace falta ajuste. Hay relevantes pagos a proveedores que se han diferido y que es preciso acometer. Y será necesario un severo repaso de los capítulos presupuestarios a final de año si queremos que la foto final se parezca algo a la proyectada. Especial importancia va a tener, en el caso de las comunidades autónomas, la sanidad, dado el importante peso que tiene en el presupuesto. Las urgencias de reducir gasto sanitario en los próximos meses deberían estar acompañadas de políticas más estructurales. Ni la sanidad se arreglaba antes echando paladas de recursos ni ahora se arregla metiendo la tijera.

Deberíamos ser capaces de cambiar incentivos, los que llevan a los pacientes a hacer en ocasiones un uso abusivo del sistema, como vemos cada día en las urgencias, como los que conducen a tratar por igual a todos los profesionales, a los que ponen un enorme esfuerzo y a los que no lo hacen. Esto requiere más autonomía, más capacidad de decisión y nuevas responsabilidades.

En definitiva, con el día después comienza el tiempo de los recortes. Ser capaz de explicar la finalidad de las medidas duras que se avecinan, fuera del recurso a que se trata de los imperativos de Europa o de los mercados, es esencial para que no degeneren en mayor malestar social. Es preciso poder contar un historia de por qué hoy tenemos que realizar este esfuerzo colectivo. Es esencial resistirnos a la tentación del populismo que metería a este país en una senda muy peligrosa. Por ahora, a nivel del Gobierno central la explicación no ha tenido mucho éxito y los resultados están ahí. Veremos si nuestros nuevos gobernantes regionales y locales cuentan con mayor credibilidad.

Pablo Vázquez. Director ejecutivo de Fedea

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