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Columna
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La banca alemana tiene problemas

La banca europea, pero especialmente la alemana, está expuesta a un riesgo muy superior del que se puede extraer de los resultados de las pruebas de estrés llevados a cabo hasta el momento. La situación de la banca europea, especialmente si la comparamos con la española, es particularmente delicada, aunque solo se habla de los casos más llamativos, como son España, Gracia o Irlanda. Además, las exigencias del supervisor en cada país son muy dispares, y por tanto los inversores a la hora de invertir, fundamentalmente en deuda pública, se encuentran con muchas dificultades para discriminar los riesgos sistémicos de cada país, y también la solvencia de los diferentes sistemas financieros. En este sentido, conviene destacar cómo se calculan las ratios de capital en cada economía para luego someterse a los ya famosos, stress test, que a la postre están sirviendo para decidir qué economías deben ser intervenidas y cuáles presentan estados financieros saneados.

Las ratios de capital se calculan dividiendo los fondos propios entre los activos ponderados por riesgo (APR) de cada entidad. Este concepto siempre es inferior al activo total, y da un peso mayor a elementos con más riesgo (como crédito promotor, inversión en bolsa o créditos al consumo) y muy bajo o nulo a otros como deuda pública o créditos a grandes empresas. Esto es lo que se conoce como consumo de capital. Es ahí donde se aprecia una enorme diferencia entre la banca española y la extranjera. Aunque una entidad española tenga la misma ratio oficial que una extranjera, en realidad es más solvente. Por ejemplo, Santander y BBVA tienen una ratio de capital Tier 1 (capital, reservas y preferentes) del 10,1% y el 9,4%, respectivamente, respecto a los APR; si tomamos el activo total, estos porcentajes bajarían al 5,1% en ambos casos. Pero si tomamos el Deutsche Bank, su envidiable 12,6% de Tier 1 se quedaría en un pírrico 2,3% respecto al activo total. Esta situación se repite en otros gigantes europeos, como BNP Paribas, cuyo capital baja del 10,1% al 3,1%, o Société Générale (del 10,7% al 3,4%).

La OCDE ha destacado recientemente en un documento los riesgos de las entidades alemanas como una de las "principales cuestiones" a tener en cuenta en estos momentos en la crisis del sistema financiero europeo. Si se analiza en profundidad la exposición al riesgo soberano de los países con serias dificultades en estos momentos, Portugal, Irlanda, Grecia o España, la banca alemana aparece en mucha peor situación que lo que las cifras y los resultados del stress test revelan.

La principal crítica que se puede hacer a los test de stress es que no se incluyeron quitas de deuda soberana en los balances bancarios, es decir, en aquellos balances en los que los activos se mantienen hasta vencimiento, ante el supuesto que no es posible la suspensión de pagos en deuda soberana entre los países analizados. Por el contrario, en el caso de los balances de trading (trading books), sí se han contemplado quitas, que alcanzan los 26,4 billions. La contribución de los cinco países más problemáticos es de casi 14,4 billions.

Alemania es, salvo Italia, el país más expuesto en materia de deuda soberana, tanto en el caso de trading books, como de balances estrictamente bancarios. En el caso de los balances bancarios, la situación es aún más llamativa. En este punto las exposiciones a la deuda soberana son infinitamente mayores, casi el 83%, siendo Alemania, con mucha diferencia, el país con mayor riesgo, casi 422.000 millones, es decir el 30% del total de la zona euro. En conjunto, Alemania tiene el 21% de la deuda española, un 12% de la griega, un 7% de la portuguesa, un 8% de la irlandesa, pero también un 48% de la italiana. Lo cual, en un contexto en el que la probabilidad de impago de deuda soberana empieza a ser relevante en algunos países periféricos los riesgos de la banca alemana parecen muy infraestimados. Esta cifra de exposición equivale al 12% del montante de capital Tier 1 de toda la banca europea a finales de 2009, llegando al 14% del Tier 1, si sumamos el trading book. Alemania, con casi 24.000 millones ¦euro; de quita, sería el país más perjudicado de la probabilidad de suspensión de pagos de la deuda soberana, estando muy sobrestimada su capacidad de reacción y crecimiento en caso de que los países periféricos sufran, como es nuestro escenario, un serio deterioro fiscal. En resumen, hay que estar muy atentos a la evolución del crecimiento de los países periféricos y al deterioro fiscal que se avecina, porque el gigante alemán se puede venir abajo.

Alejandro Inurrieta. Economista y colaborador de la Fundación Ideas

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