Apple goza de buena salud
Hay que perdonar al despistado si tras ver los resultados de Apple olvida completamente que buena parte del mundo desarrollado está saliendo de una recesión que no se ha vivido desde los años treinta.
La firma cofundada y dirigida por Steve Jobs cerró sus libros del primer trimestre el pasado diciembre, tras el paso de Santa Claus por sus tiendas, para registrar unos ingresos un 71% mayores (26.740 millones de dólares, unos 19.840 millones de euros) que el mismo periodo del año pasado y unos beneficios netos un 78% mejores que los de entonces. En concreto, 6.000 millones de dólares, en euros, 4.450 millones.
La clave de la mejora está en unas ventas estelares de todos sus productos. Desde ordenadores hasta iPhone pasando por su nuevo iPad (del que se han vendido 7,33 millones de unidades). El único punto flaco es el iPod que ya tiene un mercado maduro y en cierta medida está canibalizado por otros productos de la marca de la manzana, por lo que sus ventas se han resentido un 7% aunque siguen siendo de 19,4 millones de unidades.
El 60% de esas ventas llegan de fuera de EE UU y, en particular, Tim Cook, director de operaciones de Apple, dijo durante la conferencia para explicar los resultados, que China es una prioridad para la empresa y que los resultados en este país han sido "asombrosos". Las tiendas de China son las que más tráfico registran y eso es mucho decir a la vista de la intensa actividad que se detecta en el resto del mundo. Los ingresos en China son de 2.600 millones de dólares y eso es solo el principio del potencial de la empresa. En Corea del Sur, un país más pequeño, se han llegado a los 3.000 millones según explicaba Cook.
Las ausencias previas de Steve Jobs no han mermado a Apple
Y Apple, que tiene fama de ser conservadora a la hora de mirar hacia adelante con sus libros en las manos, tiene unos augurios para el próximo trimestre que están por encima de los que tienen estimados unos analistas acostumbrados a una empresa que suele romper récords. Ingresos de 22.000 millones de dólares y beneficios por acción de 4,90 dólares en vez de los 4,47 que calculan en los mercados.
Para completar el cuadro de Apple, el cash flow de la compañía se eleva ya a los 59.700 millones de dólares, 8.700 más que en el trimestre inmediatamente precedente.
Es indudable, Apple goza de buena salud. Aunque hay un "pero" y en un terreno no metafórico. Su consejero delegado, el líder visionario de la empresa, lamentablemente, no puede decir lo mismo.
Apenas un día antes de que las cifras de Apple deslumbraran, Steve Jobs anunció una tercera baja por enfermedad a través de un comunicado en el que, a diferencia de otras ocasiones, no daba pistas sobre cuándo podría regresar a la compañía. Sobre el papel, Jobs mantiene el título de consejero delegado y dice que participará de todas las decisiones clave de la empresa, pero el día a día lo delega en Cook.
Jobs ya fue tratado de un cáncer de páncreas y en 2009 recibió un trasplante de hígado. Con ese historial, su aspecto frágil ha dado lugar a muchos rumores que la compañía no suele responder. En la conferencia con Cook, ningún analista pidió explicaciones sobre la salud del consejero delegado.
La sensación que queda es que la ausencia de Jobs será larga. Un problema para una compañía en la que su máximo ejecutivo y cofundador, más que un gestor es un líder.
Sin Jobs, los analistas y observadores del sector se preguntan si Apple seguirá siendo pionera en la innovación, algo que la coloca donde está, y si podrá mantener su ciclo bianual o trianual de lanzamientos de novedades (y no simples actualizaciones o modernizaciones) al mercado.
Hace años, había más dudas de ello. En 2010, y vista la buena evolución de Apple, incluso con las ausencias prolongadas de Jobs, hay algunas menos. Muestra de ello son las previsiones al alza para las acciones de la compañía hechas ayer por varios analistas. Piper Jaffray estimaba que la acción llegaría a los 483 dólares (ayer cerró alrededor de los 340). Apple es la segunda empresa por capitalización bursátil.
Nadie discute que pocas personas tienen la claridad de ideas e inspiración, la atención al detalle y la fortaleza negociadora de este empresario que fundó Apple a mediado de los setenta. Pero parte de su liderazgo se ha traducido en rodearse de personas muy competentes, algunas tentadas por otras empresas como el propio Cook al que se le ofreció la dirección de HP. Son estas personas, en las que Jobs se ha apoyado desde los noventa para transformar la compañía y muchas de ellas comparten sin fisuras la filosofía de innovación y simplicidad de los productos ofrecidos por la casa, además de su cada vez mayor entrada en el terreno de los servicios de entretenimiento. Ejemplo de que la visión de Jobs se mantiene incluso no estando directamente en la empresa es la productora Pixar que no hace más que sumar éxitos para Disney.
Jobs, cuya ausencia es también una mala noticia para el resto de una industria que sigue su liderazgo innovador, es considerado como irremplazable, pero hay nombres en Apple como el de Cook, que ya le sustituyó en 2009 que podrían llevar las riendas de la compañía sin complejos y sin asustar a los mercados. Además del director de operaciones, Apple tiene a Jonathan Ive, vicepresidente de diseño industrial, el segundo tras Jobs en la escala de responsabilidad del diseño de los productos y el hombre tras la sombra del consejero delegado. En sus filas cuenta con Philip Schiller, vicepresidente de marketing, que ya ha tomado el puesto del entusiasta Jobs (con menos star power que él) en las presentaciones; Ron Johnson quien ha dirigido la muy exitosa apertura de tiendas cuando en el sector se daba por acabado el concepto de venta al por menor, o Scott Forstall, el genio del software móvil. Todos están en la quiniela para la dura tarea de seguir los pasos de un hombre que deja, no se sabe por cuánto tiempo y por motivos de salud, a una empresa cuyo parte médico no puede ser más positivo.