"Dejar al mercado sin reglas jurídicas derivó en crisis"
El secretario de BME desde su creación en 2002, y último académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, explica la necesidad de una mayor regulación financiera
El Gobierno de la globalización financiera: una aproximación jurídica fue el tema que eligió en su discurso inaugural como Académico de Jurisprudencia y Legislación. "Pretendía no dar el tostón con un asunto muy alejado de la realidad o ajeno a la actualidad política y económica". Reconoce que su nombramiento le supuso una "gran satisfacción por ser un gran reconocimiento profesional". Cazorla ha sido artífice jurídico del entramado de BME.
¿Cuál será su papel en la Academia de Jurisprudencia?
"BME ha funcionado de forma muy satisfactoria"
La Academia es un foro muy calificado de discusión de problemas jurídicos para la remisión de informes a las autoridades. No tiene carácter ejecutivo, sino consultivo y su importancia se debe al prestigio de quienes la integran. La Academia de Jurisprudencia, bajo la presidencia de Landelino Lavilla, el actual presidente, está cobrando mucha vitalidad en la creación de opinión y criterio sobre cuestiones jurídicas de actualidad.
Viendo el tema de su discurso, ¿nos podría decir qué se hizo desde el punto de vista jurídico para llegar a esta crisis?
Más bien qué no se hizo. La realidad económica puso en circulación capitales y fórmulas inversoras por encima de los gobiernos nacionales. La conciencia de la necesidad de instaurar un gobierno de la globalización financiera no llegó hasta el estallido de la crisis. Es más, se trata de una consecuencia directa de la misma. Haber dejado a los mercados sin unas reglas jurídicas muy rudimentarias derivó en esta crisis.
¿Qué ha cambiado desde entonces?
De una manera embrionaria se ha ido configurando un gobierno del llamado fenómeno de la globalización financiera. Ese gobierno es inevitable si no queremos que el desgobierno de los mercados arrastre a toda la economía. Tal gobierno se empezó a formar a partir del G-20. Jurídicamente, en mi exposición quise explicar los acuerdos alcanzados en el G-20 y al tiempo explicar cómo en la esfera europea va naciendo también un gobierno económico con nuevos organismos, como el Consejo de Supervisión Financiera, con funciones novedosas, como la intervención de los presupuestos de cada uno de los estados. Lo que yo quería analizar es cómo a escala mundial va naciendo un embrionario e imprescindible gobierno de la globalización financiera.
¿Estará, por tanto, a favor de una mayor regulación?
Desde luego. El fenómeno de la globalización tiene que ir acompañado con una mayor regulación y supervisión. Como la globalización financiera no tiene fronteras, ésta tiene que estar en manos de autoridades supranacionales.
¿Cree que habrá que disminuir o quitar el poder de las agencias de calificación?
Sí. En este sentido, hay en marcha varias iniciativas europeas y norteamericanas para regular las funciones, responsabilidades y composición de las agencias de rating. Es una de las vertientes que tiene que abordar el gobierno de la globalización financiera.
¿Y cómo se podrá conseguir que los nuevos organismos supranacionales impongan sus reglas a las leyes de los Estados?
Los organismos reguladores son fuentes indirectas de derecho, aprueban recomendaciones y su fuerza se basa en el poder político y económico de quienes los adoptan. La incorporación tiene que ser por vía comunitaria en el caso de Europa o nacional. Por tanto, estos organismos embrionarios que están naciendo no son fuente directa del derecho, pero también es verdad que los estados tienen cada vez menos libertad para incorporar estas normas, porque deben acudir a los mercados y someterse a normas internacionales.
Desde su punto de vista institucional, ¿cómo ha valorado el funcionamiento de BME?
El funcionamiento de Bolsas y Mercados Españoles ha sido muy satisfactorio, en relación a los mecanismos del gobierno, la actividad de compensación y liquidación y en general en todo lo que tiene que ver con un mercado organizado, independientemente de las cotizaciones.
Artífice del entramado legal de BME
Reconoce que en Bolsas y Mercados Españoles tiene una función jurídico corporativa, en cierta forma desligada del negocio y relacionada más con el Consejo, las comisiones del consejo, delegadas y del Gobierno corporativo.En este sentido, asegura que los grandes retos que le deparan a este organismo son la adaptación de nuevas reglas en materia de compensación y liquidación, avanzar más en transparencia y en la claridad de sus procedimientos.Cazorla llegó al mundo de las finanzas gracias al deporte. En 1992 entró como Secretario del Consejo del Mercado de Renta Fija (AIAF), después de que AIAF se integrara en MEFF-Senaf, pasó a ser secretario de este nuevo ente y finalmente a Bolsas y Mercados Españoles."El proceso de creación de BME fue muy interesante desde un punto de vista institucional, porque hasta el año 2002 los mercados estaban enormemente fraccionados, jurídica y económicamente. La Bolsa de Barcelona era jurídicamente distinta a la de Valencia, Bilbao, Madrid, y también diferentes de AIAF y del mercado de compensación".Tras 2002, Bolsas y Mercados pasó a ser propietario al 100% de cada uno de estos mercados, "con lo cual las sinergias, coordinación y fortalecimiento del mercado español progresó mucho y permitió incluso su salida a Bolsa en julio de 2006". Cada mercado, sin embargo, conservó su personalidad jurídica, con sus respectivos consejos. Esto fue así porque en competencias administrativas reguladoras, cada mercado tenía competencias. "El proceso fue más fácil de lo pensado porque hubo un protocolo general entre las entidades para alcanzar un acuerdo y respeto entre ellas".