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Tribuna
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La reestructuración de las cajas no es solo imagen

Joaquin Maudos

El sector bancario español en general y, con más intensidad, las cajas de ahorros están en el punto de vista de los medios de comunicación, no solo los nacionales. Por ejemplo, en la página web del Financial Times, solo en este año, aparecen 148 noticias que contienen las palabras cajas y Spain. Los motivos son varios: a) la elevada exposición del sector al ladrillo y la posible sobrevaloración en los balances de los créditos y activos adjudicados; b) tras las dos intervenciones que ha habido hasta ahora, la morosidad real ha sido muy superior a la declarada; c) el elevado nivel de endeudamiento del sector con grandes importes de deuda externa que hay que refinanciar en los mercados mayoristas; d) la incertidumbre del contexto macroeconómico (reducido crecimiento del PIB y elevada tasa de paro), y e) algunos interrogantes de la vía elegida para reestructurar el sector.

El sector bancario español se enfrenta a retos muy importantes que son comunes a cajas y bancos. No obstante, hay tres retos que adquieren mayor relevancia y protagonismo en las cajas de ahorros: en primer lugar, la mayor concentración de riesgos en el ladrillo (69% del crédito al sector privado, frente un 52% en los bancos); en segundo, mayor concentración de activos dudosos en el ladrillo (77% del total de la morosidad, frente al 61% en los bancos), y en tercer lugar, un claro exceso de capacidad instalada fruto de haber incrementado la red de oficinas un 30% de 2000 a 2008 (y el empleo, un 32,5%), frente a una reducción del 1,5% en los bancos (con una caída del 5,9% en el empleo).

Con retos tan importantes, la reacción en forma de respuestas contundentes para hacer frente a la crisis ha sido rápida, principalmente con la aprobación del FROB para facilitar la reestructuración del sector aportando financiación, y mediante la reforma de la ley de cajas con un triple objetivo. Por un lado, dotar al sector de instrumentos de capital de la máxima calidad, facilitando su acceso a los mercados de capitales mediante acciones ordinarias y cuotas participativas con derechos políticos. Por otro lado, profesionalizando su gestión y sus órganos de gobierno. Y finalmente, sometiéndolas a la disciplina del mercado.

En mi opinión, para mejorar la imagen de las cajas (tan necesaria para conseguir liquidez en los mercados mayoristas que están cerrados y conseguir en los próximos meses capital en los mercados) es necesario despejar cuanto antes dos interrogantes: primero, ¿cuál es el valor de la exposición potencialmente problemática y sus coberturas en el caso concreto de las cajas de ahorros? El Banco de España nos ofreció hace una semana esa información pero de forma agregada para el total de las entidades de depósito; y segundo, ¿es suficiente el proceso de reestructuración iniciado?

En el primer caso, la respuesta la tendremos pronto gracias al reciente anuncio del Banco de España de que en breve va a exigir a las entidades incrementar la transparencia informativa aportando información al mercado, sobre todo en lo referente a la exposición al sector inmobiliario. Bienvenida por tanto esta acertada decisión.

Y en el segundo caso, el proceso de reestructuración en marcha tiene muchas ventajas y algunos interrogantes. En mi opinión, las ventajas del proceso de reestructuración ya iniciado son las siguientes: los SIP han permitido desatascar la reticencia de los Gobiernos regionales a las fusiones interregionales; la financiación del FROB está condicionada (y supervisada) por el Banco de España a un plan de viabilidad que exige el cierre de sucursales y la pérdida de empleo; la integración del sector (pasando de 45 a 17 cajas) supone triplicar el tamaño, lo que supone aprovechar economías de escala y, sobre todo, mejorar el acceso a la financiación en los mercados mayoristas.

Pero la vía elegida presenta algunas limitaciones: las ayudas del FROB se destinan a financiar costes operativos y por tanto no a mejorar la solvencia mediante ayudas que hay que devolver en un plazo limitado y a elevado coste; la reestructuración empezó tarde, se está realizando deprisa, pero estamos solo en los inicios; en ocasiones cuesta entender la racionalidad económica de algunas fusiones (entidades muy dispares, con los mismos problemas); y en algunos de los SIP constituidos, el peso político sigue siendo muy elevado, lo que en nada ayuda a mejorar la imagen del sector.

Como reflexión final, el proceso de reestructuración de las cajas de ahorros no ha hecho más que empezar (de momento, como es lógico, se ha centrado en aspectos administrativos y jurídicos) y, si se ejecuta con éxito en los próximos meses, va a ser parte vital en la solución a los retos existentes. El problema es que los meses venideros en los que de facto se llevará a cabo la reestructuración e integración del sector coinciden con un periodo de incertidumbre económica y dificultades en el acceso a la financiación en los mercados mayoristas. Por tanto, hay que convencer a los mercados que las cajas están haciendo los deberes y, como anunció el subgobernador del Banco de España en la jornada que organizó Caja Granada sobre la reestructuración de las cajas y los SIP, hacerlo sin perder ni un minuto acelerando los procesos de integración.

Joaquín Maudos. Catedrático de Análisis Económico e investigador del IVIE

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