El desafío bancario de Irlanda
Irlanda se enfrenta a una decisión difícil respecto a sus bancos afectados con deudas sénior. Es probable que el rescate del país incluya una inyección de capital adicional en Allied Irish Banks (AIB), Bank of Ireland (BoI) y Anglo Irish Bank. Una forma de reducir el coste sería la de compartir el dolor con los acreedores sénior. Pero esto podría ser difícil y arriesgado.
El Gobierno irlandés ya ha puesto en el punto de mira a los titulares de deuda subordinada en el nacionalizado Anglo Irish Bank, ofreciendo la recompra de bonos a un 20% de su valor nominal. Un proceso similar para el AIB y el BoI, los cuales tienen la posibilidad de terminar en manos del Gobierno como parte del rescate. Esta pareja bancaria ha emitido casi 9.000 millones de euros en instrumentos subordinados. La aplicación de un recorte similar en Anglo Irish Bank podría generar 7.100 millones de euros de capital.
El premio real sería, sin embargo, si Irlanda forzara las pérdidas en los tenedores de bonos bancarios sénior. Las tres mayores entidades tienen 54.000 millones de euros de deuda sénior -25.000 millones el Allied Irish Bank; 16.000 millones el BoI y 12.700 millones de euros el Anglo Irish-. Por ejemplo, la aplicación de un recorte del 50% podría hacer mella, seriamente, en el plan de rescate irlandés.
En realidad, el beneficio no es tan grande. Una gran parte de la deuda sénior está asegurada a través de préstamos y otros activos. Otra parte está explícitamente garantizada por el Gobierno irlandés. Esto deja solo 15.300 millones de euros de deuda sénior, que en teoría podría ser sometida a un ajuste.
Aún así, seguiría siendo difícil. En primer lugar, el Gobierno tendría que aprobar una ley que otorgara a los bancos en quiebra el poder de confiscar y abandonar a su suerte a los acreedores sénior.
Esto implicaría un cambio en la política del ministro de Finanzas irlandés, Brian Lenihan, que ha prometido en repetidas ocasiones que los acreedores bancarios sénior no se verán afectados.
Pero el problema real de la imposición de un ajuste serían las consecuencias más amplias. La amenaza inminente del plan de rescate es mantener el coste de financiación bancario y soberano bajo control en Irlanda y la eurozona, en general. Atacar al grupo de los acreedores, hasta ahora sacrosanto, podría tener un efecto contrario.
George Hay