El reto de anunciar una medida que ya ha cumplido su objetivo
Los analistas creen que el mercado ya había descontado su efecto
Hay una diferencia fundamental entre esta intervención de la Reserva Federal, y la que protagonizó en primavera de 2009. Radica en que en esta última, gran parte de los efectos deseados se han producido anticipadamente a que la decisión fuera efectiva", expone el analista de Finagentes, Daniel López Argumedo. "Hay un hecho muy significativo. La pasada semana, la propia Fed hizo una encuesta a gestores de fondos preguntándoles cuánta liquidez creían que debía inyectar. æpermil;sta era la espada de Damocles que pendía sobre la Fed", continúa, "llegar a cumplir con lo que ya se esperaba de ella".
Y, visto lo visto, ayer lo cumplió. La promesa de la Fed de inyectar 600.000 millones de dólares de aquí a junio de 2011, cubre ligeramente al alza la horquilla de entre 500.000 millones y un billón de dólares de la que hablaban casi todas las apuestas. "El peligro estaba en que de no alcanzar lo que los mercados esperaban; éstos hubieran reaccionado a la baja. Pero era de esperar que si no defraudaba las Bolsas no lo recogieran como algo importante en un primer momento", aduce Nuria Álvarez, analista de Renta 4.
"La respuesta en positivo es la que ya hemos visto en las últimas semanas", agrega David Cano de AFI, quien hace referencia a la situación de máximos por la que atraviesan los grandes índices norteamericanos. Un ímpetu alcista que llevan alimentando desde que la Fed dejara caer hace un mes que preparaba el llamado QE2, una nueva expansión monetaria cuantitativa. "Ahora, una cosa es que no se hayan disparado al alza en el primer momento y otra que no vayan a ir reaccionando bien mes a mes", prosigue Cano, en referencia a que las inyecciones se articularán mediante compras de deuda pública norteamericana por valor de 75.000 millones de euros al mes.
Nicolás López, de MG Valores, tiene claro que la decisión del banco central norteamericano "debería, al menos, poner un suelo a las Bolsas". Augura, además, que la reactivación económica del mercado estadounidense "llevará a los inversores a ir desplazándose cada vez más a activos de riesgo". De ahí, añaden en Renta 4, "los índices europeos irán detrás de los americanos".
La jugada de la Fed de ayer supone también otro paso en la guerra que vive hoy el mercado de divisas, donde cada país pugna por mantener baja su moneda y beneficiar sus exportaciones. Así, el movimiento de Ben Bernanke tenderá a depreciar un dólar que ya está débil. Aunque los mercados también se habían anticipado colocando al euro en los 1,4 dólares, los expertos cuentan con que se situará pronto en 1,45 dólares, e incluso en 1,5 para final de año.
Un dato preocupante para un Viejo Continente que no termina de levantar cabeza tras la crisis. "A los países fuertemente endeudados, el peso de un euro excesivamente fuerte podría llegar a ahogarles", expone López Argumedo. Una posibilidad que el Banco Central Europeo deberá tener en cuenta en su reunión de hoy. Pese a que nadie espera que la entidad de un giro radical a su discurso, no falta quien recomienda ir dando aire algo de aire a los nadadores cansados.
Una voz discordante en el grupo de Bernanke
La decisión adoptada ayer por la Reserva Federal de Estados Unidos no contó con el beneplácito de todos sus miembros. Uno de ellos, el presidente del la Reserva Federal del estado de Kansas, Thomas M. Hoenig, se manifestó contrario a poner de nuevo en marcha la máquina de imprimir dinero. Adujo Hoenig que le preocupaba "continuar con un alto nivel de acomodación monetaria", dado que esta pondría en riesgo las cuentas del país, y con el tiempo "podría incrementar las expectativas de una alta inflación que podría desestabilizar la economía" estadounidense. Así aparece en la nota oficial emitida por la Fed, que recoge explícitamente su voto en contra a la medida.