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Tribuna
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Los retos del sector bancario español

Joaquin Maudos

El pasado 25 de octubre, el Ivie y la Universidad de Valencia organizaron un seminario sobre la "Situación, perspectivas y reestructuración del sector bancario español" en el que intervinieron destacados académicos y profesionales del sector. Además de reflexionar sobre los retos a los que se enfrenta el sector bancario en el actual contexto de crisis, el objetivo del seminario ha sido analizar las perspectivas futuras del sector, así como las respuestas que se han dado para superar la crisis. En concreto, se analizó el proceso de reestructuración de las cajas de ahorros tras la reforma de la ley de cajas y la aprobación del FROB, así como el impacto de las propuestas de Basilea III.

En lo que se refiere a los retos a los que ya se están enfrentando las entidades españolas, en el seminario se puso el énfasis en los siguientes:

l Hacer frente a un volumen de vencimientos de deuda de elevado importe (265.000 millones hasta 2012) que está obligando a las entidades a utilizar de forma muy intensa la financiación que aporta el Banco Central Europeo (hasta acaparar la banca española el 21,8% del total de la financiación del eurosistema) y a remunerar a tipos muy elevados (incluso por encima del 4% con un euríbor a 12 meses del 1,5%) los depósitos bancarios.

l Reducir un claro exceso de capacidad instalada para mejorar la eficiencia. De 2000 a 2008, la red de sucursales aumentó un 17% en España (y el empleo un 14%), frente a una caída del 15,5% en la UE-15. Si bien el proceso de ajuste ya se ha iniciado con el cierre de 2.174 oficinas desde septiembre de 2008, se anticipan recortes en torno al 25% para cerrar las menos eficientes.

l Enfrentarse al problema que supone la concentración del riesgo en el "ladrillo" (construcción, promoción inmobiliaria y compra de vivienda), ya que el saldo vivo del crédito existente de 1,1 billones de euros representa el 60% del total del crédito al sector privado. Con una tasa de morosidad "contable" del 11,2% en el crédito a la promoción inmobiliaria y del 9,9% en la construcción, las entidades han tenido que hacer frente al problema recurriendo en parte a la adjudicación de activos. El endurecimiento desde septiembre de este año de la normativa de provisiones (que obliga a dotar un 30% si el activo permanece más de 24 meses en el balance) ya está pasando factura en la cuenta de resultados.

l Reforzar la solvencia aumentando la cantidad y calidad del capital. La caída en el beneficio y el aumento en el consumo de capital como consecuencia del deterioro de activos repercute negativamente en la solvencia, a lo que hay que añadir el impacto de la próxima entrada en vigor de Basilea III que exige más capital y de más calidad.

l Enfrentarse a un contexto macroeconómico adverso e incierto caracterizado por reducidas tasas de crecimiento del PIB, elevada tasa de paro, reducción del apalancamiento del sector privado, reducción de márgenes, etc. En definitiva, menores beneficios en los próximos ejercicios.

Si bien la imagen que se obtiene del sector bancario español es que es solvente, la visión agregada enmascara importantes diferencias entre entidades como demuestra que dos entidades hayan sido intervenidas y que cuatro no superaran las pruebas de resistencia realizadas en julio de 2010. Y si bien el ejercicio de transparencia realizado en España con los stress test ha permitido mejorar internacionalmente la imagen del sector y reducir nuestra prima de riesgo, las pruebas realizadas no tienen en cuenta situaciones de dificultad distintas a la solvencia como la elevada dependencia de la financiación de los mercados mayoristas, la actual guerra del pasivo o la prolongación de la crisis.

En el caso concreto de las cajas de ahorros, la mala gestión llevada a cabo en algunas entidades (con una clara infravaloración del riesgo en el sector inmobiliario, con un crecimiento exagerado del crédito en los últimos años, y con un mayor exceso de capacidad instalada) ha obligado a acelerar el proceso de reestructuración con ayudas del FROB (que hay que devolver en un plazo limitado y a un elevado coste) y a reformar la ley de cajas sobre todo para dotarlas de vías de capitalización.

La "prueba del algodón" de la efectividad de las medidas llevadas a cabo será si consiguen despertar el interés de los inversores (comprando instrumentos de capital) y si se abre el hasta ahora cerrado grifo del crédito bancario.

Joaquín Maudos. Catedrático de Análisis Económico e investigador del Ivie

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