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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El Gobierno acelera el calendario de reformas

El Gobierno se ha apresurado a atajar las críticas que ha recibido desde el miércoles y su objetivo es demostrar que los cambios en el Consejo de Ministros no son una mera operación cosmética. El mensaje es tan claro como contundente: el nuevo Gabinete no sólo busca ganar las próximas elecciones generales -algo que se presupone a cualquier organización política que concurra a los comicios-, sino especialmente trabajar para acelerar la salida de la crisis.

El emisor elegido para mostrar este dinamismo renovado ha sido el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, la estrella emergente del Gobierno y del partido socialista. Ante más de 500 empresarios reunidos en Santander con motivo del XIII Congreso del Instituto de la Empresa Familiar, pisó con decisión el territorio de la economía y formalizó la voluntad del Ejecutivo de acelerar las reformas pendientes. Para ello, volvió a pedir el apoyo de agentes sociales y oposición política para pactar en lo posible los cambios estructurales que precisa la economía española y ganar competitividad y solvencia internacional. Pero lanzó un aviso a navegantes al recordar a unos y otros que el Gobierno "hará lo que tenga que hacer". Con consenso o sin él, el Ejecutivo parece tener la determinación que se precisa para sacar adelante el plan de reformas.

El mensaje, muy adecuado para un foro de empresarios deseoso de saber que el Gobierno cumplirá con su obligación de gobernar, es un hilo de esperanza. El país no puede permitirse entrar en un letargo de un año y medio hasta las próximas elecciones, por garantizado que tenga su Gobierno el respaldo parlamentario. La situación de la economía es ciertamente crítica y el crecimiento económico y de la riqueza y del bienestar de los españoles está en juego. El vicepresidente desgranó las tareas pendientes, especialmente en el ámbito laboral, como la reforma de la negociación colectiva; de las pensiones; los flecos de la reforma laboral con incidencia en la flexibilidad interna de las empresas o la creación de un nuevo sistema de políticas activas de empleo; aunque también citó reformas en energía, industria o transportes, algunas de cuyas cuestiones dependen más de un pacto de carácter político, aunque tengan un calado eminentemente económico.

Apeló Rubalcaba al diálogo como la mejor de las fórmulas para afrontar unos cambios que deben ser aplicados por los agentes sociales y perdurar en el tiempo. Así, pidió a sindicatos y empresarios que aceleren los contactos para sacar adelante antes de marzo (plazo establecido legalmente) la reforma de la negociación colectiva, cuya aplicación estará en sus manos, la pacten o no. Este teatro previo a toda reforma está muy ensayado en España, y bien podría convertirse de nuevo en una ceremonia de acusaciones cruzadas mientras la crisis sigue consumiendo empleo y sacrificando las pocas expectativas de recuperación que los agentes económicos tienen. Es obligación de la CEOE y los sindicatos pactar una reforma integral de los convenios colectivos para que sean un instrumento que ayude a estimular la inversión, mejorar la productividad y consolidar un nuevo ciclo alcista del empleo, dotando a las empresas de flexibilidad y eliminando las imposiciones de los pactos sectoriales con contenidos inasumibles para muchas corporaciones.

La sociedad demanda de unos y otros el esfuerzo que no han hecho hasta ahora, y que ha provocado un cuestionamiento creciente de su papel en la sociedad. Si el pacto no fuera posible, el Gobierno debe gobernar, echando mano de las decisiones y aparcando la retórica utilizada en el pasado, y que tan malos resultados ha proporcionado a la economía y a sus propias expectativas electorales. El descrédito del Ejecutivo es en parte imputable a haber contado mal las cosas; pero es mucho más imputable a haberlas hecho mal.

Bien está corregir el mensaje, pero mejor estará perfeccionar las políticas, porque de ello dependerá que los gobernantes recuperen el favor perdido. Dado que las instituciones son más importantes que las personas, huelga decir que la recuperación de la economía es prioritaria en las decisiones políticas. Por ello, en materia de reforma es hora de desplazar la literatura y volcarse en las matemáticas. Todos: Gobierno, oposición, sindicatos y patronal.

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