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Ofertas para el inversor particular

La hucha de los españoles socorre a banca y empresas

El ahorro de los pequeños inversores se convierte en el mejor instrumento de financiación. Algunos emisores todavía tienen vedado el acceso al mercado mayorista.

El estallido de la crisis removió los cimientos de la financiación en todo el planeta. Obtener liquidez ya no es sencillo para nadie. Ni para particulares, ni para Estados, ni para empresas, ni para bancos o cajas. Los excesos terminan pagándose, y el primer remedio para frenar la sangría de ingresos consistió en recortar los gastos. Las compañías metieron la tijera en las plantillas, hasta disparar la tasa de paro por encima del 20%. Los españoles terminaron con los gastos superfluos y se pusieron manos a la obra para protegerse de una eventual pérdida del puesto de trabajo.

La tasa de ahorro de los hogares se disparó desde el 9,3% correspondiente al segundo trimestre de 2006 hasta el máximo del 18,8% de finales del año pasado, según los últimos datos del INE y tomando como referencia los últimos cuatro trimestres móviles. Con una tasa de paro del 21%, parte del miedo a perder el empleo se ha esfumado, lo que explica que este porcentaje haya disminuido hasta el 16,2% del segundo trimestre del presente ejercicio. Pese al ligero retroceso, el ahorro de los pequeños inversores continúa siendo la fórmula mágica de financiación para una parte de la banca, algunas empresas e incluso instituciones públicas.

Bancos y cajas ya demostraron su capacidad de vender productos con elevado riesgo entre sus clientes con la avalancha de preferentes de 2009. Colocaron participaciones por cerca de 12.000 millones de euros. También distribuyeron cuotas participativas (192 millones en 2008), obligaciones subordinadas por 7.240 millones y bonos obligatoriamente convertibles por 10.200 millones (véanse gráficos). La gran batalla de los últimos tiempos se ha centrado en el terreno del pasivo. Desde finales de 2006, el importe de los depósitos de particulares se ha disparado un 59,3%, hasta alcanzar los 409.338 millones de euros del pasado agosto, según los últimos datos del Banco de España.

El dinero para los particulares y los sectores productivos continúa sin fluir como antes del estallido de la crisis

Y con el mercado interbancario totalmente cerrado, como ocurrió en mayo, junio y julio, los depósitos llegaron a convertirse en la tabla de salvación para algunas entidades, incapaces de obtener liquidez en los mercados mayoristas. "En la última guerra han entrado incluso entidades que no necesitan esa liquidez. Porque, si no lo hacen, les quitan los clientes", añade Íñigo Susaeta, socio director de la EAFI de Arcano. Llegan a ofrecer rentabilidades que rozan el 5% TAE.

Desde septiembre, la situación ha mejorado para una parte del sistema financiero. Bancos y cajas han colocado deuda entre inversores institucionales por más de 9.000 millones de euros. Pero las necesidades de refinanciación continúan siendo elevadas. Las principales entidades bancarias españolas tendrán que hacer frente en 2011 a vencimientos por más de 100.000 millones de euros, de acuerdo a los datos de Bloomberg.

Los fondos de inversión son los grandes perjudicados de esta nueva política comercial. Y es que las entidades han dejado de ofrecérselos a la clientela como primera opción, en favor de los depósitos. Así, los reembolsos netos en los fondos entre enero y septiembre superan los 16.700 millones de euros y el patrimonio -en el que se incluye además la depreciación de activos- se ha hundido un 42,6%, hasta los 145.900 millones, frente a los 254.300 de finales de 2006, según Inverco.

El flujo del crédito

Las entidades están absorbiendo el ahorro de los particulares. Pero el crédito para las familias y pequeñas y medianas empresas continúa estancado. El importe de los préstamos para las sociedades no financieras alcanzó en agosto los 903.067 millones de euros, lo que supone un 5% menos que el de finales de 2008, según el Banco de España. Los créditos para particulares destinados a consumo y compra de vivienda se han mantenido congelados en torno a los 870.000 millones de euros.

"Hay dinero para las grandes operaciones financieras, pero no para las pequeñas y medianas empresas, que suponen el grueso del tejido productivo español", señala Jesús Palau, profesor del departamento de control y dirección financiera de Esade. "Las entidades financieras están sacando partido, además, de la barra de liquidez del BCE: toman dinero al 1% en septiembre, la media diaria que prestó el organismo monetario a la banca española fue de 97.682 millones de euros y compran deuda estatal al 4% Lo lógico sería que el Banco de España tomara cartas en el asunto y pusiera orden", añade el profesor Palau.

Las empresas y las instituciones públicas también están utilizando el ahorro de los pequeños inversores. Así ocurre, por ejemplo, con las obligaciones a tres años que está colocando Zinkia a través de Renta 4. Prometen un rendimiento anual del 9,75%, y han optado por esta fórmula porque les sería extremadamente costoso obtener la financiación en el mercado mayorista, según un experto que prefiere no ser identificado. "El acceso a la financiación para los emisores pequeños y medianos continúa siendo muy complicado", ratifica el experto de Esade.

Aunque es un caso completamente diferente, puesto que ACS sí tiene acceso a financiación mayorista y ni sus cuentas ni su balance tienen nada que ver con los de la pequeña productora de dibujos animados, el grupo presidido por Florentino Pérez reconoció a la CNMV que estudia colocar durante este trimestre bonos -convertibles o no- por un importe de entre 750 y 1.500 millones de euros. También entre inversores minoristas.

En el terreno bursátil, Enel ha concedido una gran importancia en la oferta pública de venta (OPV) de su filial de energías renovables a los pequeños inversores. El 15% de los 3.000 millones que espera ingresar con la venta de una participación de entre el 28,3% y el 32,5% será para el gran público. Si bien, el protagonismo corresponderá a los inversores italianos, a los que se les ha reservado el 12,5% del total: serán ellos los que más contribuyan a reducir la deuda de la utility. æpermil;se es el objetivo de la operación.

Los bonos de la Generalitat catalana son el mejor ejemplo y el más reciente de cómo las instituciones públicas también están acudiendo a los minoritarios para financiarse. Es inédito que una comunidad autónoma utilice la red comercial de las entidades financieras para vender deuda. En principio, les saldría más barato hacer una colocación entre institucionales. "Pero, de este modo, se aseguran el éxito. Y es que la visión del riesgo de un ciudadano español es muy distinta a la que tiene un gestor que esté en Alemania o Estados Unidos", asegura Pablo Torralba, director de la oficina en Madrid de Edmond de Rothschild.

Un jugoso premio

Algunos expertos señalan que esta fórmula puede convertirse en habitual en el futuro, ante las crecientes necesidades de financiación de las autonomías. Puede ser que en los próximos años pueda producirse otra guerra: la de los bonos de las distintas comunidades autónomas para atraer el ahorro de los ciudadanos.

Íñigo Susaeta señala que el premio de colocar este tipo de productos es muy apetecible para las entidades: "Cobran unas elevadas comisiones y además mantienen atada a la clientela". En los bonos catalanes, reciben el 3% por colocar y asegurar el importe; en los de Pocoyó (Zinkia), el coste para la empresa asciende al 3,5% del total de la emisión. Y en la OPV de Enel Green Power se embolsarán el 1,85%.

El profesor de Esade señala que es lícito que empresas, entidades e instituciones recurran a todas las fórmulas de financiación que tienen a su alcance. Aunque considera, por ejemplo, que las comisiones que pagará la Generalitat por colocar los bonos son excesivas: "El 4,75% que ofrecen más el 3% que pagarán a bancos y cajas de ahorros supone en total un 7,75%".

El Estado también vende su deuda a los pequeños inversores, pero no a través de las redes bancarias. Cualquier persona puede acceder a las subastas públicas que lleva a cabo el Tesoro y adquirir las letras, los bonos o las obligaciones -la deuda tiene una denominación u otra en función del plazo de emisión- sin necesidad de intermediarios de ningún tipo. Para ello, es necesario, eso sí, abrir una cuenta directa en el Banco de España.

Curiosamente, el peso de los minoritarios en la deuda estatal ha ido disminuyendo con el paso del tiempo. En el año 1995, controlaban el 5,8% de la cartera a vencimiento, porcentaje que ha disminuido al 0,7%, según los datos de agosto del Tesoro, los últimos disponibles. Incluso así, dicho porcentaje respecto a los 167.800 millones de euros que ha colocado el Tesoro durante 2010 representa la nada despreciable cifra de 1.175 millones de euros.

Una red comercial única en el mundo

Si por algo se caracterizan las entidades financieras españolas es por su inmenso poder comercial. "La fortaleza de las redes bancarias en España es única en el mundo: es un modelo a exportar", reconoce Pablo Torralba, de Edmond de Rothschild. Así, son capaces de vender todo tipo de productos a los pequeños inversores.Operadores de mercado de capitales de bancos extranjeros reconocen que colocar los bonos obligatoriamente convertibles o las preferentes hubiera sido mucho más complicado, si no imposible, en otros países.Al cierre del segundo trimestre, el número de oficinas de entidades financieras en España se situaba en 44.047. La cantidad es ingente y supone, aproximadamente, que hay una sucursal por cada 1.000 habitantes, según el último padrón del INE. El número de empleados de banca asciende a más de 263.000 y de éstos una parte mayoritaria se dedica a labores puramente comerciales.Las campañas a granel con publicidad agresiva han tenido que desaparecer, teóricamente, con la entrada en vigor de la Mifid, en noviembre de 2007. Pero la propia CNMV ha detectado "algunas incidencias en relación con la clasificación de determinados instrumentos financieros comercializados a clientes minoristas", de manera que ha publicado una guía en la que especifica qué productos deben considerarse complejos y cuáles no complejos.Los clientes que quieran adquirir un instrumento financiero clasificado como complejo deben disponer de la suficiente experiencia o realizar un test específico, denominado "de conveniencia". Y si no es adecuado para el inversor, el banco o la caja debe desaconsejar expresamente su contratación. Lo que ocurre es que en la práctica, como constata el supervisor, algunas entidades no realizan el test.Además, siempre que se realice asesoramiento, los clientes habrán de rellenar un test de idoneidad.La banca no duda en utilizar su poderosa red a la hora de solventar sus necesidades de financiación. También está dispuesta a prestársela a empresas e instituciones públicas, pero a cambio de unas comisiones muy importantes.

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