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Columna
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Los bonos y las normas bancarias

Los bancos de inversión han controlado sus peores excesos de retribuciones. Pero la aplicación incoherente de las normas de bonificación en EE UU hace que algunos sigan comportándose mal. Si los bancos y los reguladores no pueden ponerse de acuerdo sobre las normas comunes, corren el riesgo de que se produzca otra crisis política.

Hace casi 18 meses desde que los reguladores del mundo acordaron un conjunto de principios comunes para las transacciones bancarias. Pero la interpretación de dichas normas está muy lejos de ser coherente. Mientras que la Fed ha establecido directrices generales para las entidades que regula, la UE ha aprobado una directiva detallada, que incluye el requisito de que la proporción de cualquier bono debería ser pagado en forma de capital contingente. Además de unas tasas excepcionales, como en la banca de Reino Unido.

Los bancos de inversión han equilibrado sus cuentas hasta cierto punto. La mayoría de los bonos incluyen un pago diferido, a menudo en forma de acciones. Esto alinea los incentivos bancarios con los de los accionistas y los disuade de tomar riesgos a corto plazo que estallan en uno o dos años. Los bonos garantizados por varios años han desaparecido casi por completo. Pero hay un montón de señales de que algunos bancos siguen ignorando el espíritu de las nuevas normas. Algunos eluden, aparentemente, la prohibición de las garantías por varios años ofreciendo créditos futuros a empleados que serían perdonados si se quedaran por muchos años. Otros han permitido a los banqueros pedir prestado contra la adjudicación de los valores diferidos. Aunque estas prácticas no están muy extendidas, deberían presionar a otras instituciones a seguir su ejemplo.

Credit Suisse, por ejemplo, reaccionó al impuesto del Reino Unido mediante la reducción de las primas a los consejeros con sede en Londres. Pero sus competidores no lo imitan. Mientras los bancos de inversión sigan siendo muy rentables, las primas que se pagan al personal serán una fuente continua de enojo y las nuevas regulaciones sobre el capital y la liquidez bancaria disminuirán poco a poco los rendimientos de la industria, que a su vez deben exprimir el fondo de los bonos.

Peter Thal Larsen

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