El reto de reforma de Barclays
Barclays tiene que tomar una gran decisión. Como entidad global -cuyos negocios de banca minorista y de inversión comparten una estructura de capital y de financiación integrada- parece ser el blanco de los reguladores que tratan de crear un sistema más seguro. El banco tiene tres opciones: mantener el estatus quo, crear un cortafuego entre su banco de inversión Barclays Capital y sus operaciones minoristas, o separarlos por completo.
Como los bancos operan con un único balance, Barclays Capital es capaz de beneficiarse de la financiación más barata que si fuera independiente. El diferencial de riesgo crediticio es de 40 puntos básicos, menor que el de sus rivales independientes, como Goldman Sachs. La creencia de que las autoridades no le permitirían a Barclays fallar también ayuda.
La comisión bancaria de Reino Unido, que debe presentar un informe el año próximo, estudia la posibilidad de forzar a las entidades a separar sus negocios de banca minorista y de inversión. Si no se materializa, puede exigirle que se gestionen como entidades separadas, con su propio capital y liquidez. Así, Barclays Capital podría tener una calificación crediticia más baja que el resto de los bancos, elevando los costes de financiación, según fuentes del sector. Esta preocupación ya la analizan los inversores. Barclays negocia en torno a 0,9 veces el valor de su balance, comparado con un múltiplo cercano a 1,1 veces para el sector minorista y de banca de inversión independientes. Si una ruptura elimina el descuento, la capitalización adicional para los accionistas sería de 7.700 millones de dólares.
Una separación no crearía un enorme agujero de capital porque Barclays Capital tendría un core Tier del 12% y la banca minorista, una adecuada tasa del 8%. La entidad debería estudiar los beneficios de la diversificación.
George Hay