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Inocencio Arias. Escritor

"Los diplomáticos hemos perdido bastante lustre"

Inocencio Arias, escritor.
Inocencio Arias, escritor.

Jubilado hace dos meses, Inocencio Arias apenas ha tenido tiempo de habituarse a su nueva vida, puesto que el tiempo voló entre la mudanza de vuelta a Madrid -su último cargo ha sido de cónsul en Los Ángeles-, la promoción de La trastienda de la diplomacia, escrito a cuatro manos con la periodista Eva Celada, y un viaje relámpago para el Mundial de fútbol.

¿Qué proyectos tiene para la jubilación?

Tengo pensado escribir más, la editorial me ha hecho propuestas sobre fútbol, diplomacia, cine... Estoy habituándome a Madrid, donde hace 28 años que no resido de manera continua. Todo se me hace nuevo. Lo mejor es el metro, lo uso para ir a todas partes.

La trastienda de la diplomacia recoge 25 citas fundamentales de la reciente historia española. ¿No le tentaba escribir ficción o un libro con más interioridades?

Estoy seguro de que podría escribir una mala novela en poco tiempo, pero con seguridad ninguna buena. Sé que algunos lectores se han acercado a este libro con morbo, pero nuestra idea era sobre todo hacer un texto divulgativo, explicar cómo ocurrieron esos hechos, en gran medida con mi aportación personal, pues fui testigo directo de más de la mitad de ellos.

¿Siguen siendo los diplomáticos un grupo de élite en un ambiente de alta sociedad, como imaginamos?

Hemos perdido bastante lustre. En parte por la tecnología y la evolución de la sociedad. El uso de un embajador para transmitir el mensaje clave forma parte del pasado. Los ministros de Exteriores pueden llamarse entre ellos y acordar lo que haga falta. Esto no quiere decir, por supuesto, que nuestro trabajo no sea útil. Un ejemplo evidente: es el embajador español en Sudáfrica el que puede evaluar cómo sacar partido de la buena imagen de nuestro país allí tras el Mundial.

Supongo que, con todo, el contacto personal marcará aún la diferencia en muchos momentos.

Desde luego. Hay un ejemplo que es histórico: el encuentro entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov en el que empezó a caer el telón de acero, en Ginebra, en 1985. Tras un mal comienzo, dieron un paseo juntos, sólo con un traductor, y se entendieron por completo.

¿Cuál le parece el momento cumbre para la diplomacia española, entre los que ha vivido usted personalmente, y el peor?

Destacaría la Cumbre de Madrid de 1991, sin duda. Se dejaba ver el gran prestigio con que contaba entonces España, y en particular tanto Felipe González como su ministro de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez. El peor fue la guerra de Irak. Me atrapó como embajador en Naciones Unidas en medio una situación en la que el Gobierno iba por un lado y la opinión pública, por otro. El sentimiento pacifista del pueblo español es loable, pero creo que en esta ocasión se excedió un antiamericanismo latente.

¿Qué presidente del Gobierno ha tenido un mayor peso internacional?

Creo que todos los anteriores han tenido un mayor gusto por la diplomacia. Zapatero, es evidente, tiene menos aplomo, se siente más incómodo en esos ámbitos. Ojo, sin que tampoco se produzca, como se dice desde la derecha, ningún desastre, ni que haga el ridículo.

Y en el plano económico, ¿es tan mala la imagen española como se dice?

Nos asimilan a Grecia, aunque nuestra situación no sea la misma, y la desconfianza ha crecido. Y creo que saldremos de los últimos de la crisis. La competitividad sigue siendo baja, la legislación laboral no impulsa la productividad, se ha enquistado la problemática del paro, el sistema educativo es muy deficiente a todos los niveles...

Usted ha recorrido casi un centenar de países; denos algún consejo para las vacaciones.

Quizá el lugar que más me ha impresionado es Cuzco y Machu Picchu, que ahora reabrieron. De los menos conocidos, recomendaría Guatemala. También las zonas menos evidentes de Estados Unidos, un continente en sí mismo. Y vine muy impresionado por el paisaje sudafricano, su diversidad y grandeza.

Como madridista, ¿qué le parece la idea extendida de que el Real Madrid es el gran derrotado de este Mundial?

Quizá sea una lectura demasiado rápida. Muchos nos preguntamos, sí, por qué se dejó escapar a Robben, pero creo que él no tenía tampoco muchas ganas de pasar la temporada como suplente. También tenemos una cierta sorpresa con Kaká; yo dije antes de este torneo que no podía descalzar a Iniesta... Los fichajes continuos de jugadores con renombre han dado un resultado mixto y hay que reflexionar sobre esa fórmula.

¿Cómo le ha afectado la crisis económica personalmente?

Pues debutando como jubilado con un recorte en la pensión, nada más llegar... Y eso que los embajadores españoles tenemos una cuarta parte de la pensión de un francés, y un 60% menos que un portugués... Aunque lo que más me preocupa, claro, es la situación de mis hijos o de hijos de amigos, permanentemente con un pie en el alero laboral. Es una generación sin expectativas, porque no hay ninguna idea real de cuándo se va a salir, y lo único que nos han ofrecido hasta ahora son vaguedades sin mucho fundamento. También en el mundo diplomático se han sufrido recortes. En mi trabajo en Los Ángeles, por ejemplo, se incluía un viaje anual a Arizona, un territorio con bastante presencia española y que dependía de mi oficina; pero este último año se decidió no hacerlo.

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