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Columna
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El problema del crédito en China

Las duras medidas de Pekín sobre los préstamos pueden tener consecuencias inesperadas. Preocupada por la falta de reglamentación crediticia, la Comisión de Regulación Bancaria de China ha pedido a los bancos presentar los créditos otorgados para devolver la confianza a sus balances. Una mayor transparencia es buena para el sistema. Pero el mayor aumento del control puede significar una reducción de nuevos préstamos.

Las sociedades fiduciarias ligeramente reguladas hacen un paquete de préstamos bancarios y se lo venden a los inversionistas en forma de productos estructurados. El uso de esta laguna jurídica, que permite a los bancos mantener los créditos fuera de sus balances, ha endurecido la lucha del banco de China por mantener controles estrictos a los préstamos oficiales.

En el primer semestre, los préstamos fuera de registro subieron a 191.400 millones de yuanes, casi un tercio de los oficiales, según Fitch Ratings. En general, la agencia estima que un 6,7% de la base de los créditos de China no se registran en los informes bancarios. Muchos se otorgan a los promotores inmobiliarios y a proyectos de infraestructuras, que tienen dificultades para conseguir crédito mediante los canales normales.

El cierre de esta vía ilegal podría limitar la capacidad de los bancos para conceder créditos. El regulador ha decidido que ellos no presten más de 7,5 billones de yuanes este año, por debajo de los 9,5 billones en 2009. Para hacer frente a esto, el regulador ha dado a los bancos un plazo de gracia de 18 meses. Los productos estructurados comercializados por las sociedades suelen vencer en un año o menos. Pero los bancos tendrán que absorber los créditos con un vencimiento de más de 18 meses.

Con el problema cerrado, los bancos también tendrán que adherirse más a los objetivos de los préstamos oficiales del futuro. Una opción es que Pekín eleve sus objetivos de préstamos. Frente a los riesgos que presentan los préstamos que no están en libros, parece un precio que vale la pena pagar.

Por Wei Gu.

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