Los problemas del carbón
Los mineros del carbón estadounidense esquivaron una bala cuando el Congreso abandonó la regulación que fija límites máximos e intercambio de los derechos de emisión. Pero todavía pueden sentirse vulnerables. Con el impuesto sobre el carbono o no, muchos de los generadores más viejos del mineral preparan el camino para la jubilación. Y la demanda de China no será la bala de plata que los inversionistas esperan.
No se puede negar que un precio sobre el carbono habría sido una mala noticia. Por primera vez en el año, el costoso gas natural había generado carbón barato. Incluso un ligero impulso al sistema que fija límites de emisiones podría haber acelerado el paso al consumo de combustibles más limpios. No es de extrañar que Peabody y Walter Energy han superado el índice S&P 500 en casi un 10% desde que los legisladores abandonaron la idea del limitarlo a finales de julio.
Hay otros problemas. Muchas de las generadoras de electricidad de carbón operan desde la administración de Eisenhower. Con el lobby de medio ambiente bloqueando las nuevas plantas de generación de carbón, cerca del 10% de esta capacidad desaparecerá pronto, robando a los mineros los clientes más valiosos.
Tampoco la Casa Blanca quiere dejar la industria descolgada. Tratará de reducir los gases de efecto invernadero a través de la Agencia de Protección Ambiental.
La salvación puede estar en el extranjero. La demanda está, en efecto, creciendo en China e Inda. El carbón metalúrgico utilizado en la fabricación de acero es el más buscado. Sin embargo, con la reducción brusca en Europa, la demanda mundial de carbón aumentará un 1,1% al año hasta 2020, según estimaciones del Departamento de Energía de EE UU. El comercio internacional puede alcanzar incluso un pico en 2015 por el aumento de la producción nacional de China e India.
Por Christopher Swann