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Columna
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La corta carrera de Romer

La corta y extraña carrera en Washington de Christina Romer ha terminado. La saliente asesora económica de Obama comenzó a ser querida por los conservadores y acabó ovacionada por los liberales. Y su reemplazo sugiere cómo será la política de endeudamiento del presidente en el resto de su mandato.

Romer era una de las principales asesoras del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, una posición que causó sorpresa y que ha servido como un puente de paso para los tres presidentes de la Fed. Los republicanos apoyaron la elección por un informe del cual era coautora y en el que defendía que el aumento de los impuestos era altamente contractivo. Sostenía que con un incremento del 1% del PIB el crecimiento real descendería aproximadamente el 3%. Pero era apenas alérgica a las tasas.

Romer consideró después que el incremento de impuestos para reducir el déficit no podría ser tan perjudicial en algunas circunstancias, como la de financiar nuevos gastos.

Pero su modelo económico se convirtió en una polémica cuando pronosticó que el plan de estímulo de Obama evitaría que la tasa de paro se elevara por encima del 8%. Con la tasa al 9,5%, el pronóstico se ha convertido en un elemento de apoyo para la campaña republicana.

Así las cosas, Romer era una feroz defensora de que el plan original de 787.000 millones de dólares debió elevarse un 50%. Ella perdió la batalla interna frente a su enemigo Larry Summers, director del Consejo Nacional Económico de Obama. Pero su análisis es ahora ampliamente aceptado por la Casa Blanca y otros defensores de elevar el gasto gubernamental para impulsar la lenta recuperación. La sustitución de Romer se producirá en medio de un debate que se centra en bajar el déficit o seguir con el estímulo. La elección de Erskine Bowles en el panel del déficit y de Jack Lew en Presupuesto dan una pista de por dónde va Obama.

Por James Pethokoukis

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