_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El cajero del euro

En la zona euro se puede financiar de forma automática el déficit por cuenta corriente", dijo un inquieto Jean Claude Trichet en febrero. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) lo sabe. La entidad no sólo está financiando el déficit de la zona periférica del euro, sino también a sus bancos y Gobiernos.

Desde mediados de 2008, los bancos de Grecia, Portugal, Irlanda y España han tomado 225.000 millones de euros de los 332.000 millones en liquidez adicionales gracias al BCE, según un estudio de RBS. El importe total equivale a la asombrosa cifra de un tercio del PIB anual de Grecia e Irlanda, y un quinto del de Portugal. Y como los bancos locales compran la deuda pública, la financiación del BCE ha sido sustituida por los fondos que bancos y Gobiernos antes eran capaces de sostener en los mercados de deuda.

La estrategia de la banca de utilizar el BCE como un cajero automático está ayudando a mantener algunos mercados de deuda. Pero no es una medida gratis. Portugal pagó la semana pasada un punto porcentual más, frente al mes pasado para un bono a cinco años. Este país sufre, al igual que sus pares, un alto déficit público y de deuda por los desequilibrios creados en los años de préstamos baratos.

A Portugal se le está poniendo más atención. El déficit por cuenta corriente fue del 10% del PIB en 2009 y la deuda pública puede pasar fácilmente del 77% del PIB el año pasado al 90% en 2012. El Gobierno ha reforzado recientemente sus planes de ajuste fiscal, pero debe ir más allá. Aunque si llegara a hacerlo, los bancos portugueses sufrirían más y quizás se inclinarían más al BCE. ¿Qué pasará? Trichet y los Gobiernos del euro esperan salir adelante. Pero parece que la UE y el BCE apuntalarán las economías de la periferia durante años. Significa una ayuda implícita de la mayoría a unos pocos despilfarradores. Si uno de estos países quiebra, la intervención del BCE en la política fiscal sería claramente dolorosa.

Ian Campbell

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_