EE UU acuerda una reforma del sector financiero que pone límites a la banca
El Congreso de EE UU pactó el viernes la reforma de la regulación financiera, el cambio más importante en el sector desde la Gran Depresión. La ley trata de cerrar los fallos y lagunas del sistema expuestos por la actual crisis. El objetivo es mejorar la supervisión, limitar riesgos, evitar rescates públicos y proteger a los consumidores. La banca advierte de que algunos de sus artículos provocarán una reducción del crédito.
Tras un año de negociación en las dos Cámaras y un proceso de conciliación de dos semanas, el Congreso de EE UU pactó el texto de una regulación del sistema financiero que podría ser ratificada por el presidente, Barack Obama, el próximo 4 de julio. Obama acude así a la reunión del G-20, este fin de semana, con los deberes hechos aunque en la legislación no se contempla la creación de una tasa a los bancos para devolver a los contribuyentes la ayuda prestada. El presidente propuso en enero una "comisión por la responsabilidad de la crisis financiera" para captar unos 90.000 millones de dólares, pero no formaba parte de la reforma y no ha sido aprobada aún por el Congreso.
Lo que sí aprueba la reforma es la creación de una tasa especial para captar 19.000 millones de dólares durante cinco años, para contrarrestar el coste de la propia reforma, sobre bancos con más de 50.000 millones en activos y hedge funds con más de 10.000 millones. Si sobra dinero, se pagará la deuda nacional con ello. El nuevo marco regulatorio, que está previsto que sea aprobado formalmente la semana que viene por el pleno de las cámaras, recoge el 90% de los objetivos que se planteó el presidente al inicio de este proceso legislativo, según dijo el viernes. La banca cree que la reforma es dura y que menguará la concesión del crédito. Pero en realidad, muchas de las medidas que más temía el sector se han diluido durante la conciliación.
La ley crea una Agencia de Protección a los Consumidores que reescribirá las reglas que afectan a los productos financieros. Esta agencia tendrá un presidente nombrado por la Casa Blanca (y aprobado por el Senado) y, aunque se considerará parte de la Reserva Federal (Fed), será autónoma y su financiación también. La Fed mantendrá su función de supervisión tanto de la gran banca, incluida la de inversión y la minorista, aunque se modifica la forma en la que son elegidos sus miembros y se amplía la transparencia con la que opera puesto que se auditarán (solo una vez) los programas de préstamos de emergencia puestos en marcha en esta crisis y dará detalles de los préstamos que hace directos a la banca, aunque con dos años de retraso.
Entre otras medidas se cambian la estructura de los supervisores, los estándares hipotecarios y de titulización para reducir el riesgo y eleva la cantidad de los depósitos asegurados (a 250.000 dólares). La ley permite que en dos años la SEC cambie la forma en la que operan las agencias de rating.
'Ley Volcker'. Un revés para Goldman Sachs
Para la banca, los días de intermediación con dinero propio y beneficio propio sin restricciones, tal y como se hace ahora, están contados. La regulación incluye buena parte de la ley Volcker que prohíbe esta actividad.Para conseguir un voto republicano en el Senado se ha abierto la mano para permitir que la banca pueda hacer una inversión mínima en fondos de capital riesgo y hedge funds. El límite de estas operaciones es el equivalente al 3% de su capital Tier 1. Es todo un revés para un banco como Goldman Sachs que genera con esta actividad un 10% de sus ingresos anuales. También se ponen límites a conflictos de intereses con titulizaciones
Liquidación y vigilancia de riesgos. Prevenir un fracaso como el de Lehman
Los reguladores podrán intervenir (liquidando o troceando) grandes entidades que amenacen el sistema como pasó con AIG o Lehman. El Fondo de Garantía de Depósitos dirigirá la liquidación. El Tesoro adelanta el coste, pero este será devuelto por la banca con más de 50.000 millones en activos sobre la que se impondrá una comisión tras la intervención. Los posibles riesgos sistémicos los vigilará un Consejo de Estabilidad Financiera, formado por 10 miembros (reguladores y el Tesoro) que pueden imponer reglas más estrictas sobre capitalización o apalancamiento de una entidad concreta que pueda considerarse una amenaza para el sistema.
El capital de la banca. Rebaja del riesgo y mejora de la calidad
La ley establece nuevos estándares de capital para la banca atendiendo tanto a la cantidad como a la calidad (el grado de riesgo) de éste. Una enmienda republicana ha prohibido que se considere Tier 1, el capital de mejor calidad, unas titulizaciones conocidas como trust-preferred (TruPS) que son unos convertibles híbridos a largo plazo que se contabilizan como capital pero que se califican como bonos por motivos fiscales.Los grandes bancos, con más de 15.000 millones de dólares en activos, tendrán cinco años para sustituir este capital, y los más pequeños hasta 20. La banca dice que este cambio reducirá su capacidad de dar crédito.
El mercado de derivados estrena regulación
Por primera vez los productos derivados, que tanto y tan oscuro protagonismo han tenido durante la actual crisis, serán regulados. Más aún, los bancos de Wall Street que operan con ellos se enfrentan a importantes cambios que han tratado de evitar durante la negociación con limitado éxito. La nueva regulación afecta a un mercado que se estima que mueve unos 615 billones de dólares.Finalmente y tras muchas negociaciones, los bancos van a tener que segregar sus operaciones más arriesgadas en el mercado de derivados. Como concesión de última hora, se permitirá que las entidades mantengan las que permiten cubrir sus propios riesgos en materia de cambio de divisas, tipos de interés y algunas cotizaciones de materias primas como el oro y la plata. Con ello se trata de evitar que esta actividad, pueda poner en peligro una entidad protegida por el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) o perjudique a los ahorros de los clientes de la banca.Por otro lado, la intermediación de estos productos sofisticados, que hasta ahora se hacía mediante una conversación telefónica (mercados no regulados u OTC), se hará en un mercado abierto con transparencia de precios en el caso de los que se consideran estandarizados.Los productos que estén "diseñados" ad hoc, podrán seguir intermediándose en mercados no regulados, pero los reguladores tendrán que conocer sus detalles para controlar desde un punto de vista amplio hacia dónde va este mercado.
'Hedge Funds'
Los hedge funds y fondos de capital riesgo con más de 150 millones de dólares en activos (121 millones de euros) deben registrarse en la SEC, dar información sobre sus movimientos para que la agencia analice posibles riesgos sistémicos y tendrán un responsable de cumplimiento de normativa.