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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rato y Olivas cuadran el círculo

El círculo de la concentración financiera empieza a cerrarse a menos de una semana del plazo marcado por el Banco de España para poder solicitar ayudas al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). El gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, combinando adecuadamente presión e intervención, y con la ayuda de última hora de los principales presidentes de las cajas de ahorros, ha conseguido cerrar en fecha la parte más complicada de la reestructuración del sector. La incorporación, ayer, de Bancaja a la operación capitaneada por Caja Madrid para formar una fusión fría con media docena de pequeñas entidades locales o provinciales, proporciona un salto cualitativo indiscutible a la apuesta de Rodrigo Rato, hasta convertirla en la primera entidad de ahorro de España, y en la tercera financiera del país.

Aunque esta fusión, como la gran mayoría de las puestas en marcha en las últimas semanas, se haya cerrado por el procedimiento cuasi virtual del Sistema Institucional de Protección (SIP), se han puesto las bases para que un segundo empujón a las concentraciones se salde ya con un número muy reducido de instituciones, en el que el riesgo esté controlado y la solvencia, reforzada. Al Banco de España le habría gustado, con razón, la fórmula de la integración tradicional, que habría afrontado de inmediato la racionalización del tamaño y de los costes de las firmas fusionadas, aunque habría aflorado antes un coste mayor.

Pero habrá de confirmarse con unas fusiones frías que no necesariamente tienen que hacer dejación del ajuste de capacidad (oficinas y personal) y del refuerzo de sus ratios de solvencia, si el instituto supervisor lleva hasta sus últimas consecuencias la exigencia de unos planes de ajuste estrictos a quien quiera acceder a las ayudas públicas. Si tales programas racionalizan el sector, la integración plena de las cajas ahora fusionadas en frío, está servida para un plazo más corto que largo.

En paralelo, el Banco de España y el Ministerio de Economía deben ensamblar, como están haciendo pero con la máxima celeridad posible, una reforma de la legislación para culminar la profesionalización de las cajas, limitando la presencia de los políticos electos en los consejos de administración, y estableciendo mecanismos para que la propiedad ahora difusa de estas instituciones sea transparente y remunerada. De esa forma se logrará que sea el mercado financiero el que alerte sobre la calidad de su gestión, como ahora hace con los bancos privados.

Culminada la reforma del sistema financiero, que puede registrar también operaciones de concentración entre la banca mediana, no habrá excusa posible para que el crédito se ponga en marcha al ritmo que marque la demanda y sostener, de esta manera, la recuperación económica.

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