Nuevo cupé CR-Z , tecnología y personalidad al estilo Honda
Honda es una firma valiente en cuanto a innovación y puntera en tecnología. He aquí otra prueba de ello.
El CR-Z es el primer cupé híbrido que llega al mercado. Los precios van desde los 21.900 a los 25.200 euros en función del equipamiento. Se trata de un pequeño cupé de apenas 4,1 metros de longitud, con tres puertas y habitáculo 2+2. Esto supone que dos adultos pueden viajar sin problemas, y que detrás caben como mucho dos niños. Con frecuencia los asientos traseros irán plegados para ganar capacidad de maletero y compensar los escasos 225 litros -en la media del segmento utilitario- que ofrece.
La posición de conducción es baja y convincente, y el entorno está repleto de prácticos huecos para depositar objetos cotidianos, tipo móvil o cartera. También en ese espacio sorprende una disposición de los mandos inteligente y un respaldo tecnológico palpable. El puesto de conducción, conforme a la tendencia estrenada por el Civic, parece de avión, con todo escalonado y agrupado de forma intuitiva. La instrumentación, de naturaleza analógica-digital, visualiza numerosos parámetros relativos a la marcha o el sistema de impulsión.
El dinamismo del que presume tiene su origen en un chasis bien planteado y derivado de la berlina híbrida Insight (recorta 115 mm de batalla y añade 25 a las vías). Es un estilo que recuerda a los clásicos GTI. Incluso su atractivo diseño remite al añorado Honda CR-X de los ochenta.
Su motor es el cuatro cilindros de gasolina y 1.497 cc rescatado del Jazz americano, con culata de 16 válvulas y distribución VTEC. Añade otro eléctrico, situado antes del cambio, que contribuye a ganar aceleración cuando la batería que lo alimenta tiene carga suficiente. æpermil;sta recupera energía en frenadas y retenciones. La potencia total con ambas mecánicas operando de manera solidaria asciende a 124 CV (113 da el 1.5 por sí solo). Por otra parte, el mecanismo eléctrico nunca impulsa el coche por sí solo, ni siquiera a baja velocidad, y anuncia un consumo de cinco litros a los 100 km y emisiones de 117 g/km.
Sorprende que el cambio sea manual, en concreto de seis velocidades, en vez del automático mediante variador continuo CVT tan habitual en los híbridos. El CR-Z ofrece una conducción Eco -para lograr el menor consumo posible-, Normal y Sport, que aviva la respuesta del acelerador y del motor eléctrico, al tiempo que sube la resistencia de la dirección. Para sacar partido a esta última opción, nada mejor que una ruta secundaria apurando el propulsor por encima de 4.000 rpm, cuando el sistema VTEC demuestra de lo que es capaz. El motor libera energía de forma lineal, y en gran medida el eléctrico compensa su falta de empuje a bajo régimen. En carreteras así luce maneras de kart, con sólo 2,5 vueltas de volante.
En definitiva, unos caerán enamorados de su estética, su tecnología y su comportamiento, mientras que otros echarán de menos más espacio y más caballos. Honda sigue fabricando coches para esa minoría de conductores bien informados que saben apreciarlos.
Deportivos con la marca de la casa
La tradición de la marca japonesa en el mundo de la competición es de sobra conocida, tanto sobre dos como sobre cuatro ruedas. Ya en 1964 sus monoplazas competían en el mundial de Fórmula 1. La ligereza y la tecnología punta siempre han marcado el carácter de sus deportivos. El pequeño S600 de 1964 y su sucesor el S800 ya marcaron las pautas a seguir. En 1984 llegó el pequeño cupé CRX (foto inferior), el modelo en el que muchos ven el antecesor del nuevo CR-Z.La culminación de la familia de deportivos Honda la marcó el NSX de 1990, con 300 CV y motor central, el primer automóvil de producción con carrocería autoportante de aluminio. De hecho, era bastante mejor que el Ferrari 348 con el que competía. El siguiente gran deportivo fue el roadster S2000, que se lanzó en 1999 y dejó de producirse el año pasado. Ha sido uno de los coches más emocionantes de la última década, gracias en gran medida a un increíble motor dos litros que rendía 240 CV a 8.300 rpm. Ya es todo un clásico.