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A fondo

Ferrovial pone al mal tiempo su mejor cara

Son mayoría los analistas y expertos en infraestructuras que conocen Ferrovial y opinan que sus planes de futuro, antes de las elecciones en Reino Unido, pasaban por vender activos de BAA para acomodar la deuda -y el consiguiente gasto financiero- a los ingresos. Ese guión contemplaba conservar como mínimo el activo que provoca envidia en todo el sector: Heathrow.

Si por un casual esa es la hoja de ruta que maneja Rafael del Pino (se ha vendido Gatwick y Stansted está oficialmente en el mercado) tras conocer el resultado electoral, su empresa va a tener que volver a la vía de la diplomacia para levantar el bloqueo que ha impuesto el nuevo Gobierno de coalición al crecimiento del mayor aeropuerto de Europa y el que mayor tráfico internacional gestiona en todo el mundo.

La acción del grupo español cerró ayer con una caída del 2,26% tras conocerse el miércoles que la nueva Administración de David Cameron y Nick Clegg cancela los planes de construcción de una tercera pista (Barajas tiene cuatro). Y pudo ser peor a la vista de que la cotización llegó a transitar terrenos del 5% en rojo. "En el mercado se daba por descontado que el Gobierno conservador iba a frenar la ampliación de Heathrow, lo bueno es que no se trataba de inversiones a corto plazo y la empresa se puede acomodar a una nueva realidad", explica un analista de Bolsa.

En todo caso, el mercado no ha hecho más que recoger lo que hasta ahora es la peor noticia del año para Ferrovial: el cambio de signo político al frente del país. Y es que más vale lo malo conocido...

La remodelación del aeropuerto londinense suponía inversiones por 9.000 millones de libras, lo que implicaba pasar de 480.000 vuelos anuales a 720.000 en el ejercicio 2020.

Unas obras que debían repercutir en las tarifas que BAA cobra a las aerolíneas, al ser Heathrow un aeródromo regulado, y en una mayor capacidad para una plaza que lleva años visiblemente saturada. Tras alcanzar un acuerdo para elevar los precios de los aeropuertos regulados hasta 2013, la nueva infraestructura era el argumento central de Ferrovial en una futura negociación al alza para el marco tarifario de 2013 a 2018. Tan lanzada estaba la compañía, que ya había reservado meses atrás 500 millones de libras para empezar a trabajar en las expropiaciones de terrenos.

El gran valor de BAA

Cuando Ferrovial se hizo con BAA en julio de 2006, la joya de la corona contabilizaba 67 millones de pasajeros al año. Una cifra superior a la suma de los otros dos activos londinenses entonces en manos de la filial, Gatwick (33 millones) y Stansted (22 millones), y mucho más alta que la del resto de aeropuertos de BAA juntos (Edimburgo, Glasgow, Aberdeen y Southampton sumaban 22 millones de pasajeros). Ya era por entonces la niña bonita. Y lo sigue siendo a día de hoy.

La tercera pista fue incluida en el libro blanco del sector aeronáutico en 2003. Tras años de negociaciones con los afectados por su construcción, con el Gobierno, con el regulador aéreo, etcétera, BAA obtuvo un visto bueno preliminar el 15 de enero de 2009. "La ampliación es clave para la prosperidad del país a largo plazo", dijo entonces el secretario de Estado de Transportes, Hon Geoff Hoon. Y la empresa lo celebró por todo lo alto.

El Ejecutivo de Brown accedía a que las obras arrancaran en 2015, con previsión de culminación en 2019. La citada inversión de 9.000 millones de libras incluye unos 1.900 millones para poner en pie una sexta terminal que tampoco saldrá adelante. Ni más ni menos se ha puesto la puntilla al mayor proyecto de obra civil gestionado por Ferrovial.

De momento, la española cumple el guión que aplica a cada una de las crisis que ha vivido en los últimos cuatro años en Reino Unido: respeto a las decisiones políticas. A partir de una primera declaración para no incomodar al Ejecutivo, Ferrovial ya estudia cómo convencer al nuevo secretario de Transportes, el veterano conservador Philip Hammond, de que Reino Unido necesita ampliar la gran puerta de entrada al país.

Tampoco interesa entrar a la batalla desde el primer minuto. Son muchos los intereses de Ferrovial en suelo británico y Hammond ya confirmó ayer, por ejemplo, que el proyecto ferroviario Crossrail sigue adelante. Dotado con 16.000 millones de libras, se trata de atravesar Londres con un túnel. Ferrovial es una de las candidatas a construirlo.

La cifra

4.800 millones de libras (5.600 millones de euros) es lo que pesa el compromiso de inversión de BAA en Heathrow entre 2008 y 2013.

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