EL Arte se reinventa por la escasez de dinero
Ante el significativo parón de operaciones, las galerías se acercan al cliente y proponen interesantes estrategias para no dejar morir sus negocios.
Algo más que amor al arte es lo que necesitan muchas galerías españolas para sobrevivir. En estos pequeños negocios, donde el dinero y la facturación parece que deben pasar a un segundo plano, la crisis ha despertado, quizá por primera vez, un feroz instinto de supervivencia. Sin dejar a un lado su pasión desinteresada, los galeristas comienzan a pensar en tener beneficios.
Jesús Rodríguez es administrador único de Seficonsa, empresa líder en la gestión de galerías de arte y, por ende, conocedor de los secretos económicos de este sector. Asegura que la gestión de la mayoría de los galeristas no es "en absoluto empresarial" y que la idea de elaborar un plan de negocio, por ejemplo, "es totalmente impensable" para los empresarios artísticos. Los dueños de estas pequeñas empresas se mueven por pasión, una pasión que, a su vez, mueve millones de euros al año.
Guillermo de Osma es galerista (de un negocio en el centro de Madrid que lleva su nombre) y, además, presidente de la asociación Arte Madrid, que agrupa a los más importantes espacios de la capital. Afirma resignado que "el mercado del arte se vio fuertemente afectado en la crisis de los noventa", época en la que decidió abrir su negocio, y que, desde entonces, "se mantienen con tesón".
Como él, la marchante Rina Bouwen, empresaria de origen belga, decidió, también en los noventa, crear un espacio como plataforma de artistas jóvenes y cree que "el arte en España es un bien, por desgracia, prescindible".
Tras 15 años y un cambio de sede (en la imagen de portada el espacio que ocupa actualmente en la calle Augusto Figueroa de Madrid), Bouwen afirma que su empresa "tiene más de pasión y sacerdocio que de negocio" y cuenta que, incluso en época de crisis, "todo lo facturado es reinvertido para mejorar lo que, al fin y al cabo, es una forma de vida".
La experiencia le hace concluir a Jesús Rodríguez que "el umbral de rentabilidad de una galería de arte se sitúa, de media, en un millón de euros de facturación al año". Esta es la cifra que, en general, deben alcanzar estas pymes para poder hacer frente a los no pocos gastos que se generan.
Desde hace más de un año las ventas han caído "en torno al 30% en el sector", según cuenta Rodríguez, y más de la mitad de las galerías de arte ya no alcanzan ese mínimo de rentabilidad. Pero sorprende conocer cómo, a pesar de los malos augurios, apenas ha afectado al empleo ni se han producido cierres significativos, "tan sólo algún cambio de local", asegura el presidente de Arte Madrid.
El dinero se va en facturas de imprentas y artes gráficas para la creación de catálogos e invitaciones, gastos de publicidad, especialistas necesarios para el montaje de exposiciones, pago de las nóminas del personal, facturas de enmarcación de obras de arte, de conservación y transporte especializado e, incluso, en la financiación de muchas de las llamadas instalaciones artísticas (cada vez más frecuentes en el arte contemporáneo). "A veces nos convertimos en mecenas y financiamos algunas de sus obras", explica De Osma. Todos estos gastos se han visto obligatoriamente reducidos ya que, como comenta el presidente, "tenemos que cortar por algún lado para que la crisis no nos gane".
Y se añade otro desembolso más: las ferias de arte. Arco en Madrid o la Feria de Arte de Basilea en Suiza (que se celebrará el próximo mes de junio) son las grandes citas europeas. Oportunidad para muchos y un sueño imposible para otros tantos galeristas, ya que la inversión necesaria para asistir a Arco, por ejemplo, oscila entre 30.000 y 60.000 euros, dependiendo del tipo de estand con el que se quiera contar. Eso sí, la posibilidad de contactos, ventas y de mostrarse "al filo" de las tendencias no tiene precio y mucho más ahora.
La dimisión, la semana pasada, de la directora de Arco, Lourdes Fernández, "por discrepancias con la dirección de Ifema (Feria de Madrid)", hace incierto el futuro de este gran evento y, aunque aún queda tiempo para la próxima edición, los galeristas lamentan la decisión y esperan "que las aguas vuelvan a encauzarse" por la importancia que el encuentro tiene para ellos.
"Hay que destacar que este sector no está, ni mucho menos, dirigido para ricos ni capitaneado por ricos", asegura Carlos Durán, de Art Barcelona, asociación de galerías de arte de la capital catalana. "Sólo somos gente a la que le apasiona este mundo, pequeños empresarios", añade. Art Barcelona, como muchas agrupaciones españolas, centra sus esfuerzos en acercar al público general el arte que reside en estos espacios. La búsqueda de clientes es importante, pero la exhibición de la obra, es decir, hacerla pública y cumplir el objetivo para el que ha sido creada (aun sin ganar dinero), también.
A pesar de esto, el ingenio se ha agudizado y, aunque no existen fórmulas mágicas para vender más cuadros o esculturas, sí es necesario incentivar al cliente. "Abrir nuestro local para eventos de otro tipo, como conciertos o conferencias, ha sido una de nuestras estrategias", comenta Rina Bouwen. Lo importante es no quedarse parado. Las galerías, hasta en los peores momentos, continúan con su ritmo de exposiciones e inauguraciones.
Los empresarios del mundo del arte coinciden en señalar que, ahora, "los precios de las obras se mantienen y no parecen bajar". Por el contrario, muchos artistas de renombre y ya consolidados están batiendo récords en cuanto a las altas cifras que alcanzan sus "productos" en subastas. Esto se explica gracias a la importancia que se otorga a tener, en estos momentos, un valor refugio, como ocurre también con el oro. "Pero estas obras están a otro nivel", explican desde Art Barcelona.
"Antes de exponer deberíamos ajustar el precio, son los propios artistas los que se muestran más sensibles y nos otorgan más margen de negociación", declara Bouwen. Aunque la bajada de precios, aseguran, "no haya sido ni tan general ni tan importante", sí se ha optado por dar facilidades de pago a los compradores. Estas ayudas llegan en muchos a casos a permitir pagar una obra de arte a plazos y sin intereses. Igualmente, la negociación de un precio fijado es mucho más intensa y larga, algo que permite beneficiarse de cierto descuento. "Ahora es el mejor momento para invertir en arte", subraya Bouwen.
Por tipo de clientes, es el particular el que mantiene vivas las esperanzas de los marchantes. Bancos y cajas de ahorros, empresas privadas e incluso instituciones públicas y fundaciones han frenado notablemente la compra de arte. "Existimos gracias a los coleccionistas", asegura De Osma. Aún está por ver si los precios del arte no sucumbirán a la crisis y se dará, por fin, la esperable "gran bajada". Mientras, los empresarios apelan al "efecto psicológico" de esta coyuntura, ya que "el desánimo y las malas noticias afectan de manera directa a nuestro sector", concluye Rodríguez.
A pesar de todo, Picassoo bate récord
Desnudo, hojas verdes y busto es la obra (en la foto inferior) que Pablo Picasso (Málaga, 1881-Mougins, Francia, 1973) realizó en 1932 y que el pasado 4 de mayo, en la sala Christie's de Nueva York, hizo saltar las alarmas al batir el récord de precio alcanzado en una subasta.La puja superó los 106,5 millones de dólares (82 millones de euros), lo que convierte a esta pieza en la más cara del artista malagueño.Se desconoce el nombre del comprador, pero deberá hacer un hueco al más de un metro sesenta de alto que mide el afamado lienzo, un retrato de la amante de Picasso, Marie-Théresè Walter, en el que también se representó a sí mismo en una cabeza sobre un pedestal. Hasta el momento formaba parte de la colección privada de la esposa del promotor inmobiliario de Los Ángeles Sidney F. Brody.