Vigilantes en el desastre
A menudo se acusa a los reguladores de acostarse con la industria -más si se trata del sector petrolero-. El vertido de BP sugiere que confiaron en registros de escasa importancia y dejaron que Big Oil se encargara de la seguridad de la tecnología más avanzada. Los banqueros no son los únicos que necesitan una supervisión más severa.
Los funcionarios del Minerals Management Service (MMS), la agencia de EE UU encargada de supervisar al sector, han intimado demasiado con la industria. Una investigación de 2008 revela que algunos de ellos tuvieron relaciones ilícitas con empleados del sector, además de otras transgresiones.
Existen indicios que muestran como las preocupaciones de los reguladores por los equipos de seguridad de los pozos en alta mar son menos voluptuosas aunque parece que darán detalles incluso más incómodos. El fracaso en procurar no armar un lío tras un informe de 2004 que decía que la industria no estaba preparada para vender pozos después de escapes suena a "captura del regulador".
Al finales de 2007, apenas 15 plataformas del Golfo de México perforaban a 5.000 pies de profundidad, como la desafortunada Deepwater Horizon de BP. La agencia no obligó a la industria a reforzar los mecanismos de control de escapes. La ubicación de MMS en el departamento del Interior da a la agencia una inevitable connotación política en la que parece que predomina la cultura republicana drill-baby-drill. Los vertidos de BP recuerdan que las petroleras necesitan ser más controladas.
C. Swann