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Vendaval financiero

Bruselas responde con timidez a los ataques especulativos contra el euro

La Comisión Europea guardó ayer silencio ante la respuesta negativa de los mercados al rescate de Grecia y los crecientes ataques a la estabilidad del euro. Bruselas se limitó a reiterar su frustración por la actitud de las agencias de calificación y amagó con someterlas a una regulación más estricta.

Ninguna autoridad comunitaria intervino ayer a pesar del vendaval financiero que sufrían la mayoría de los países de la zona euro. Ni el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, ni el del Consejo, Herman Van Rompuy, aprovecharon la visita de José Luis Rodríguez Zapatero para comparecer ante la opinión pública y responder a las dudas de los mercados sobre el rescate de Grecia aprobado el domingo y el peligro de contagio a otros países.

El presidente del Gobierno español fue el único que, en su calidad de presidente semestral de la UE, defendió ante los medios internacionales en Bruselas el rescate de 110.000 millones de euros como una prueba "de la credibilidad y la solvencia en la actuación de los países europeos de la UE". Y alabó "la capacidad de compromiso, responsabilidad y valentía del Gobierno griego" por aceptar el drástico plan de austeridad negociado con el FMI y la zona euro.

La intervención de la presidencia española se vio empañada, sin embargo, por el inesperado plantón de la vicepresidenta del Gobierno, Elena Salgado, a la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo. Los eurodiputados lamentaron que a la hora de la apertura de la sesión (9:30 de la mañana). Salgado ni siquiera hubiera justificado el motivo de su ausencia. Y que no hubiera previsto su sustitución, por ejemplo, con la presencia del Secretario de Estado.

En el frente comunitario, la única voz que se alzó, aunque tímidamente y sin ninguna concreción, fue la del comisario europeo de Mercado Interior, Michel Barnier. El francés, que intervino ante el Parlamento Europeo, reconoció su "frustración" por la actitud de las agencias de calificación y lamentó "el rápido deterioro del rating de Grecia".

Barnier reiteró su convencimiento de que "debemos analizar con más detalle el impacto de estos ratings en el sistema financiero y en el conjunto de la economía". El comisario, que lleva menos de tres meses en el cargo, también señaló que el Reglamento de las agencias de rating, aprobado por su predecesor a finales de 2009, necesitará, probablemente, una revisión. Esa norma exigirá a partir del próximo mes de diciembre que las agencias (Standard&Poor's, Moodys y Fitch) se registren para operar en Europa y faciliten algunos detalles sobre sus métodos de trabajo.

El malestar europeo con las agencias y, en particular con Standard & Poor's (que ha rebajado las calificaciones de Grecia, España y Portugal), también ha alentado la vieja hipótesis de crear una compañía similar de naturaleza europea.

Barnier señaló ayer que "necesitamos más competencia y diversidad" en el sector, aunque no dio detalles sobre la posibilidad de crear una agencia europea.

La idea genera cierto escepticismo, sobre todo, si su creación parte de los organismos públicos y no de la iniciativa privada. "Una agencia pública no sería creíble fuera de Europa", señaló ayer Jean-Pierre Jouyet, director de la autoridad bursátil francesa.

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