Goldman Sachs, 11 horas a la defensiva en el Congreso
Casi 11 horas a la defensiva. Esa fue la tarea que el martes tuvieron por delante los responsables de Goldman Sachs quienes, por turnos, tuvieron que contestar en el Subcomité de Investigaciones del Senado su papel en el mercado hipotecario. La comparecencia de Lloyd Blankfein, el consejero delegado, fue la última de una jornada maratoniana en la que en esencia se examinó el modelo de negocio de la poderosa firma de Wall Street y la regla Volcker ganó muchos puntos en la arena política.
Carl Levin, el senador demócrata y ex abogado, no rebajó la intensidad de su interrogatorio ni el tono de sus preguntas en las horas en las que se extendió una jornada que fue muy dura para los responsables de Goldman. A última hora de la noche, y después de intensas rondas de preguntas, Levin y Blankfein se enzarzaron en lo que terminó convirtiéndose en el corazón de la comparecencia, un examen del modelo de negocio de Goldman Sachs.
La firma, que en el pasado era un asesor de empresas que buscaban capital o querían hacer una transacción en el mercado, engrasó su maquinaria de ganar dinero una vez que salió a cotizar en 1999. Desde entonces se ha convertido en lo que los banqueros conocen como "market maker" es decir, una firma que crea posiciones de mercado usando su propio capital.
En el mano a mano entre el senador y el presidente, el político no dejó de hacer referencias a los conflictos de intereses que creaba la compañía al tomar posiciones contrarias a las que vendía a sus clientes. En concreto y en el caso de la vivienda 2006, Goldman empezó a ir a corto (apostar por la caída) del mercado.
Pero Blankfein no aceptaba el razonamiento y argumentó que la gente "que viene a por nosotros para invertir en riesgos en el mercado de la vivienda quería tener exposición y eso es lo que les dimos. Lo desafortunado, y es desafortunado, es que el mercado de la vivienda se viniera abajo tan rápido". El consejero delegado afirmaba que quienes les pedían riesgos no buscaban su opinión y su asesoramiento y eran inversores sofisticados que podían entender los riesgos.
Todas estas consideraciones se han puesto de manifiesto a raíz de la demanda que la SEC, el regulador de los mercados ha interpuesto contra Goldman por vender un producto a unos bancos europeos sin decirles que un hedge fund, Paulson & Co, participó en el diseño de este producto para ir a corto. Con la documentación que tenían delante, e-mails y memorandums de Goldman Sachs, los congresistas sugirieron que hubo más de un acuerdo de este tipo y que la firma de Wall Street contribuyó a magnificar la crisis.
Una de las conclusiones que sacó Levin de la tensa jornada es que Goldman era el primer cliente del propio Goldman y cuestionó la confianza que podía generar con semejante premisa entre sus clientes. La confianza es una cuestión vital en empresas de servicios, máxime cuando son de servicios financieros. Al principio de las comparecencias, cuando tenía enfrente a dos responsables y dos ex ejecutivos de las divisiones de productos estructurados e hipotecas, el senador les dijo que la comisión no trataba de examinar el asunto legal, "eso es cosa de la SEC y los tribunales", para nosotros la cuestión es la ética y las decisiones políticas".
Y ahí, la imagen de Goldman no salió bien parada. Por la mañana, los ejecutivos de grado medio, incluido Fabrice Tourre (quien creó el CDO de Paulson) negaron que llevaran a engaño a sus clientes pero cuando se les preguntó directamente si "sentían el deber de actuar en el mejor de los intereses de sus clientes, solo uno de ellos contestó sin sombra de duda o elaboraciones más o menos obtusas, que si. Tourre, por cierto, negó categóricamente, su responsabilidad judicial pese a ser el único acusado por la SEC.
De hecho, una de las primeras preguntas que se hicieron se refería a la responsabilidad que tenían con sus clientes y tras dudas, silencios y explicaciones que no se resolvían con una frase simple, Levin tiró la toalla y dejó esa línea de preguntas.
El senador demócrata Sherron Brown, afirmó que a la vista de los conflictos de intereses que se evidencian en Wall Street a la vista de la investigación de la SEC, se hace ineludible adoptar la regla Volcker, llamada así por que está patrocinada por Paul Volcker, el expresidentes de la Fed que quiere prohibir que la banca comercial puedan intermediar en el mercado con sus propias cuentas y puedan participar en hedge funds y capital riesgo. Goldman Sachs es, desde finales de 2008, un holding bancario, lo que le habilita en teoría a tener banca comercial y acudir a la Fed a por dinero en la ventanilla de descuento.
Momentos de desorientación
* Blankfein trató de ser todo lo didáctico que pudo para explicar a los senadores, y la audiencia, en qué consistía su negocio y como sus posiciones a corto cambiaban. Donde tuvo problemas es a la hora de explicar convincentemente el interés que su firma tenía por tener una triple A en todos los productos que creaba. Para Blankfein no era un problema ni había conflictos de intereses con las agencias de calificación de deuda, algo que cuestiona el subcomité que ayer le examinó, y cuestionó incluso la importancia de la Triple A cuando sus inversores buscaban riesgo.Es algo que Levin no dejó pasar y le recordó que los fondos de pensiones y fondos de inversión de universidades no pueden invertir en títulos que no tengan la máxima calidad crediticia. Blankfein pareció que oía esa premisa por primera vez.* Blankfein fue preguntado si sabían que el mercado de la vivienda estaba a punto del colapso a lo que repuso: "no creo que seamos tan listos".Aunque en EE UU no se dicen tacos en público y se hace una montaña de cualquier grano de arena, en ese sentido, ayer en el Senado se oyeron palabras que no se suelen oír en ese edificio. Cuando leyó el contenido de algunos e mails de empleados de Goldman, Levin no omitió que muchos de ellos se referían a los acuerdos como "transacción de mierda", "montón de mierda" y sinónimos. Las televisiones, que retransmitían en directo no pisaban esas palabras para que no se oyeran pero si lo hacían en sus resúmenes grabados en los que insertaban el "bip". Los periódicos omitieron dos de las letras de las palabras para disfrazarla, como es costumbre en EE UU. David Viniar, el director financiero de la entidad fue inquirido si no era lamentable que los empleados se refirieran en esos términos a los productos que ponían en el mercado y en su respuesta llegó el gran gaffe de la noche. "Creo que es muy desafortunado que eso esté en un e mail". Fue entonces cuando se oyó la única carcajada del público en la sala. Viniar se desdijo. "es muy desafortunado que alguien se haya referido así a algo de cualquier manera".