Goldman vuelve al ojo del huracán
La demanda de los reguladores de EE UU contra Goldman Sachs, al que acusan de fraude por ocultar información de productos financieros ligados a las hipotecas de alto riesgo, devuelve el banco de inversión al ojo del huracán. Pero la investigación iniciada debe llegar a sus últimas consecuencias. Y eso quiere decir que no sólo se tiene que clarificar el papel de Goldman, sino el de cualquier otra entidad que haya participado en ese macabro juego de apostar, directa o indirectamente y de forma opaca, porque otros pierdan mucho para sacar ingentes beneficios. Si, como parece, la SEC inició estas pesquisas a Goldman en 2009 y éste no informó a sus accionistas, va a tener que explicarles unas cuantas cosas. Entre ellas, los multimillonarios bonus que se dispone a repartir. A Goldman, en el disparadero hace meses como sospechoso de ayudar a Grecia a presentar cuentas que ocultaban su realidad presupuestaria, se le abre otro frente, que rápidamente ha llegado a Europa: Londres y Berlín también lo investigan.
Las crisis, como las riadas, siempre sacan porquería a la superficie. Siempre que no lo impida gente como Gordon Brown, quien, para defender el negocio de la City, pidió a la presidencia española de la UE que bloqueara la nueva regulación de los hedge funds, protagonistas también del caso Goldman. Aunque ahora diga estar escandalizado por lo que llama "bancarrota moral".