Valor y convicción: Europa, al borde del despegue
A pesar de las incertidumbres que siguen existiendo, la tendencia es clara: la curva en forma de V. Las economías de los principales países industrializados han tocado fondo, es decir, han llegado a la base de la V, y, desde principios de este año 2010 experimentan crecimiento.
El factor fundamental para realizar esta afirmación son los signos positivos que llegan desde Estados Unidos, Rusia y China, cuyo impacto, sobre todo psicológico, en el resto de la economía global puede resultar muy positivo.
En Estados Unidos la economía se mueve. La tasa de desempleo se va estabilizando y la confianza de las empresas aumenta. La economía americana se mueve con una enorme rapidez. Buen ejemplo de ello es lo llevado a cabo por General Motors: en 39 días se habían completado todos los pasos del proceso de suspensión de pagos y la adquisición por parte del Gobierno de la mayoría de las acciones de la empresa.
China destaca por una producción industrial en crecimiento. La producción industrial de China está experimentando un crecimiento de más del 10%. En algunos sectores, como el del automóvil, el incremento es de aproximadamente un 40% el pasado 2009.
Rusia se está beneficiando claramente del aumento de los precios del petróleo. La diferencia entre lo presupuestado por el Gobierno y los ingresos reales por este concepto permitirá a éste último realizar inversiones adicionales en infraestructura y bienes de equipo. Esto, a su vez, revertiría en un incremento de las exportaciones de Alemania y otros países europeos hacia Rusia.
Europa, por último, cuenta con una posición ventajosa para un crecimiento sostenible
Alemania, en especial, pero también otros países europeos, se encuentran en una posición única para salir de la crisis e iniciar un nuevo crecimiento sostenible.
Su ventaja competitiva es la sólida situación de su sector industrial que genera, en Alemania, un 24% de la creación de valor y en Europa en general, un 18%, frente al 14% en Estados Unidos. Esta fortaleza del sector industrial junto con la capacidad para conectar industria y servicios a través de nuevos servicios y soluciones, es el factor en el que puede y debe basarse el crecimiento europeo.
Para aprovechar el máximo su potencial y convertirlo en ventajas competitivas reales, Europa debe concentrarse cuatro áreas clave:
l Crecimiento sostenible. En Europa tenemos la capacidad de combinar crecimiento con protección del medio ambiente. En este último campo, las empresas europeas han conseguido ya mucho gracias a las inversiones realizadas en tecnología verde. Europa puede competir muy bien, ya que este tipo de tecnología se basa en áreas en las que tiene una sólida posición: la industria electrotécnica, la construcción industrial, la ingeniería mecánica y los servicios.
l Regulación inteligente. Debemos ser capaces de liberalizar y regular al mismo tiempo, en aquellos sectores en que sea necesario. Los mercados financieros exigen una mayor regulación y, en cambio, la economía real necesita urgentemente una mayor libertad.
l Mayor inversión en educación. æpermil;ste es, muy probablemente, el factor más importante para el crecimiento a largo plazo. Como pone de manifiesto la OCDE, la inversión en educación sigue siendo insuficiente. Una mayor inversión, junto con la diversidad europea, contribuirá notablemente al crecimiento a largo plazo.
l Reinvención de la forma de gestionar las empresas. Hay que crear nuevos instrumentos de gestión y decir adiós al paradigma de la excesiva cuantificación de todo y para todo hasta el último céntimo. Necesitamos más espíritu emprendedor, más valor a la hora de tomar las decisiones, más liderazgo y los valores adecuados para convencer y entusiasmar a la gente.
Europa debe aprovechar sus fortalezas en este sentido: nuestra orientación hacia el largo plazo, sobre todo en el empleo; nuestras empresas firmemente ancladas en la sociedad de la que forman parte; y nuestra visión más amplia a la hora de entender el éxito empresarial. Ahora tenemos la oportunidad de transformar nuestros valores y capacidades en un modelo superior de liderazgo empresarial europeo. æpermil;ste puede ser el contrapunto del modelo americano, que ha dominado el mundo de la empresa durante décadas y se ha derrumbado, en gran parte, durante la crisis.
Burkhard Schwenker / Antonio Bernardo. Consejero delegado y responsable del sur de Europa y Latinoamérica de Roland Berger Strategy Consultants