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Columna
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Lloyds insiste en las buenas noticias

El grupo Lloyds tiene buenas noticias sobre los créditos fallidos. Las acciones del banco británico registraron un alza de más de un 9% a mediodía del pasado viernes después de señalar que los créditos deteriorados podrían caer más rápido de lo esperado. Ya dijo algo similar después de publicar sus resultados anuales, hace tres semanas. ¿Por qué tantos esfuerzos en este punto?

Una razón es que el primer trimestre ha sido, en efecto, fuerte. El 26 de febrero, Lloyds calculó que las provisiones para deterioros se reducirían en un 20% cada seis meses. Tras analizar los datos de las diez semanas de 2010, cree que caerán más rápido. El comentario debería ser suficiente para que el pronóstico de consenso de los analistas para 2010 diera un vuelco, de pérdidas de 300 millones de libras a beneficios.

Es comprensible que Lloyds quiera difundir las buenas noticias. Pero las motivaciones son quizá más sutiles. El mensaje de recuperación del mes pasado quedó un poco perdido por los 24.000 millones de libras de provisiones de deuda tóxica en 2009.

Los inversores también pueden haberse distraído por el bonus al consejero delegado, Eric Daniels -había renunciado-, a pesar de pérdidas de 6.300 millones de libras.

Otro mensaje podría ser para tranquilizar a los proveedores de fondos de Lloyds. El banco tiene 80.000 millones de euros de deuda sénior a largo plazo con vencimiento en los próximos tres años, según Barclays Capital. La parte que vence en 2010 cuesta 250 puntos básicos, pero el coste medio de los nuevos fondos en lo que va de año es de 430 puntos básicos.

El mensaje final podría ser para el Gobierno de Reino Unido, que todavía tiene una participación del 41%. Es poco probable que la Administración laborista tenga tiempo para empezar a vender antes de las elecciones generales de mayo.

Lloyds sigue teniendo riesgo. Si se mantiene la indecisión sobre la economía de Reino Unido y los precios de las casas, sus afirmaciones alcistas se verán como temerarias. Pero Daniel entenderá que cuanto más tiempo continúe dando sorpresas agradables a los inversores, en vez de desagradables, es más probable que se aferre a su puesto de trabajo.

Por George Hay

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