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Columna
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La UE mete mano a los CDS soberanos

Para los políticos europeos es lógico prohibir un instrumento que permite especular con la posibilidad de que un país no pague sus deudas. La volatilidad de los precios está alimentando las preocupaciones de los inversores sobre los países endeudados, como Grecia. Pero eliminar los derivados de crédito (CDS) soberanos sería un error.

Gran parte del debate se ha centrado en las ventas al descubierto, es decir, cuando un inversor apuesta sobre el impago sin estar expuesto a la deuda del país. Los CDS tienen dos caras, la de quien apuesta por el incumplimiento y la de quien está dispuesto a asegurar en contra. Distinguir entre la actividad de la cobertura legítima y la especulación es difícil.

Una alternativa más radical sería prohibirlos totalmente. En cualquier caso, algunos inversores probablemente sólo entrarían en instrumento como los CDS de los bancos griegos. Los reguladores podrían insistir en que esos bancos reservan más capital para estos contratos, lo que elevaría el coste de las transacciones y limitaría las operaciones. La mejor apuesta es la transparencia. Para empezar, los reguladores podrían pedir que todos los contratos pasasen por la cámara de compensación central, como ocurre con otros derivados de crédito. Así se reduciría el riesgo de impago.

Una mayor difusión pública de los volúmenes diarios de operaciones de CDS soberanos serviría para arrojar luz sobre la actividad del mercado. Según Depositary Trust & Clearing Corp., la exposición neta de los inversores a los CDS del Gobierno griego es de 9.100 millones de dólares. A largo plazo, los reguladores podrían incluso exigir que los inversores individuales revelasen sus posiciones en los CDS. Sería una opción efectiva.

Por Neil Unmack

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