La nueva Comisión Europea se estrena con 102 días de retraso
La nueva Comisión Europea (2009-2014) asumirá hoy sus funciones, 102 días después de que expirara el mandato de la anterior. Tras múltiples retrasos, el Parlamento Europeo aprobó ayer el nombramiento del reelegido presidente José Manuel Barroso y sus 26 comisarios.
La investidura del nuevo equipo se logró con el apoyo de los grupos Popular, Socialista y Liberal, que sumaron 488 votos a favor frente a 137 en contra (entre ellos, los Verdes) y 72 abstenciones (de los conservadores británicos, entre otros), resultado similar al de 2004 (449 síes).
Barroso culmina así un proceso de reelección que hace un año parecía darse por descontado, pero que fue acumulando tropiezos y dilaciones inesperadas como la repetición del referéndum en Irlanda sobre el Tratado de Lisboa o la negativa del presidente checo, Vaclav Klaus, a firmar ese texto.
La nueva Comisión asume sus plenos poderes en un momento tremendas turbulencias financieras y de dudas en los mercados de deuda sobre la fortaleza de la zona Euro. El organismo también afronta la revisión de la fallida agenda de Lisboa, pactada en el año 2000 para convertir la UE en la zona más competitiva del mundo. Y la Comisión Barroso II, y en particular el nuevo titular de la cartera de Competencia, Joaquín Almunia, deberá diseñar la llamada estrategia de salida de la crisis para restaurar la plena aplicación de las normas sobre ayudas de estado al sector financiero.
La CE logró ayer en Estrasburgo un importante respaldo parlamentario para llevar a cabo esas tareas. Pero los socialistas advirtieron a Barroso contra cualquier tentación presidencialista. Y los liberales le recordaron que su apoyo es condicional y sólo se mantendrá si Bruselas se convierte en el motor de la integración europea, "lo cual no ha ocurrido durante los últimos cinco años".
El reelegido presidente prometió a la cámara un nuevo impulso comunitario "porque nuestros conciudadanos no entenderían que, después de tantos años de debate institucional, siguiéramos básicamente como antes".
La mayoría de los analistas coinciden en que Barroso deberá imprimir un giro social a su agenda, tras un primer lustro en el que se alineó con las tesis más liberales de su partido (PPE).
"Vivimos en tiempos excepcionales", señaló Barroso ante el hemiciclo de Estrasburgo. "Creo que la situación económica y social exige un cambio radical del estatus quo . Y el nuevo tratado de Lisboa lo permite".
Esta misma semana, los líderes de la Unión Europea debatirán en Bruselas nuevos métodos de coordinación económica, con la crisis griega como telón de fondo y, sobre todo, el riesgo de contagio a otros países, entre ellos España. "Algunos políticos nacionales no son partidarios de esa coordinación", reconoció Barroso. "Pero es el único camino".
Van Rompuy propone 'misiones' al estilo del FMI
La cuenta atrás para la cumbre europea del jueves está dominada por la situación económica de Grecia y la presión de los mercados para que los líderes europeos concreten los planes de ayuda a Atenas que podrían adoptar si llegase a ser necesario.Pero los preparativos oficiales del encuentro prefieren obviar ese runrún especulativo y centrarse en el diseño de la estrategia de coordinación económica que la UE espera aprobar en junio como respuesta a la crisis. El plan, según los documentos elaborados por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, incluye la revisión periódica in situ, por parte de funcionarios comunitarios, de la situación macroeconómica y presupuestaria de los socios comunitarios. "Analizarían en profundidad la aplicación de las prioridades pactadas", señala uno de los documentos citados. Y precisa que serían visitas más largas e inquisitivas que las realizadas para verificar la agenda de Lisboa, lo que dotaría la UE de un sistema de vigilancia similar al del Fondo Monetario Internacional.Van Rompuy propone que en junio se fijen ya los objetivos que cada país deberá cumplir (por ejemplo, en educación o I+D), con la amenaza de emitir alertas para los país que no los respeten.