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A fondo

El mercado clama por una señal de confianza

El diferencial de la deuda a dos años frente a la alemana alcanza 114 puntos básicos.

Los problemas se amontonan. España se ha convertido en el nuevo foco de tensión de los mercados y recuperar la confianza se convierte en una necesidad urgente. Los esfuerzos del Gobierno son insuficientes a ojos de los inversores y se demandan medidas creíbles encaminadas a cuadrar las cuentas públicas. Reducir la percepción de riesgo es una prioridad pues las consecuencias, de no conseguirlo, resultan demoledoras. En cuestión de días la Bolsa se ha desplomado, la prima de riesgo se ha disparado y la financiación tanto para el Estado como para las empresas se ha empezado a encarecer.

Los efectos quedaron bien patentes ayer en el resultado de la subasta de bonos a tres años. El Tesoro adjudicó 2.517 millones de euros al 2,66%, un tipo superior al 2,14% de la última subasta realizada el pasado 3 de diciembre. Eso sí, la colocación se cerró con éxito. Las solicitudes alcanzaron los 4.655 millones de euros, lo que implica una demanda 1,8 veces superior a la oferta, cuando en diciembre esta ratio rondó las 1,72 veces, lo que deja claro que aunque a un precio más elevado el Estado encuentra compradores.

Las dudas del mercado sobre las cuentas públicas pasan factura y los temores parecen centrarse más en el corto plazo. La prima de riesgo que mide el diferencial de la deuda española a dos años respecto a la alemana se situó ayer en los 114 puntos básicos, un nivel récord y superior también al diferencial que mide los bonos españoles a 10 años respecto a los alemanes, que ayer volvió a rozar los 100 puntos básicos. Lo cierto es que el Estado afronta unos vencimientos de deuda de unos 120.000 millones de euros este año, de los cuales más de 80.000 son letras del Tesoro.

La mayor percepción de riesgo respecto a España no impide que se financie aunque el efecto en precios se extiende también a otros activos. En concreto esta semana se notó en la emisión que realizó el ICO. Colocó 1.000 millones de euros a cinco años con una prima de riesgo respecto al bono alemán de 65 puntos básicos cuando en la anterior oferta pagó 50 puntos básicos.

El contagio también ha llegado al terreno empresarial y los inversores empiezan a mirar con mayor reticencia a las emisiones de deuda de las empresas españolas que cotizan en el mercado secundario.

La evolución ayer de los CDS sobre empresas del sector de telecomunicaciones daba una buena lectura de la tensión que se percibía en el mercado. Estos contratos, que miden el coste de protección sobre el impago de la deuda, se encarecieron especialmente para las empresas españolas y portuguesas. El CDS sobre Telefónica, por ejemplo se encareció 13 puntos básicos en la sesión de ayer para situarse en los 118. Un incremento muy superior al de France Télécom o Deutsche Telekom, que vieron este diferencial ampliarse en sólo 3 puntos básicos, o para Vodafone que sufrió un aumento de 8 puntos básicos. Solamente Portugal Telecom sufrió más y la cotización del CDS se amplió en 36 puntos básicos.

"La tensión está centrada sólo en España y Portugal. El mercado ha castigado mucho a Grecia y da la sensación de que ahora mira a los siguientes países que se perciben más vulnerables", explica Irene Pastoriza, de BNP Paribas.

La tensión sobre Portugal se ha acentuado, además, después de que el lunes el gobierno portugués tuviera problemas para colocar una emisión de letras a 12 meses. Emitió 300 de los 500 millones que tenía como objetivo y los tuvo que colocar a un tipo del 1,38% cuando la emisión del pasado 20 de enero la hizo al 0,93%.

España no ha encontrado este tipo de problemas pero el mercado pide más acción. "El catalizador será que España anuncie medidas que vuelvan a encauzar a España a la media de la UE", explica Marta Alonso, de Atlas Capital.

El Gobierno no se ha quedado de brazos cruzados. Todo indica que la semana que viene José Manuel Campa, secretario de Estado de Economía, iniciará una gira por Europa para convencer a los inversores de las bondades de invertir en deuda española.

La promesa de reducir el gasto público en 50.000 millones de euros y el objetivo de aumentar las edad de la jubilación hasta los 67 años son otras medidas aplaudidas por los expertos. Anuncios que de momento no han logrado tranquilizar. "El plan de consolidación es ambicioso. El problema es la credibilidad de que se ponga en marcha. Los recortes de gastos, si se aplican, son más fáciles de controlar que los ingresos. El riesgo es que la capacidad de recaudación se vea mermada por si el crecimiento es débil. Eso obligaría a aplicar medidas de gasto más severas", dice Pablo Guijarro, de AFI.

La palabra España, de momento, genera miedo en las mesas de negociación extranjeras. El foco de atención en los últimos días se ha centrado en los datos de paro y en las previsiones de déficit del Gobierno. Los más de cuatro millones de parados y la constatación de que en 2009 el déficit alcanzó el 11,4% son argumentos que alejan a muchos inversores. El Estado, además, prevé que el déficit alance el 9,8% este año y para 2012 se habla de que la deuda alcanzará el 74% del PIB. Grecia sufrió las iras vendedoras durante más de un mes. Toca actuar con rapidez.

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