La Bolsa se desploma un 6%
El fantasma de 2008 se apareció ayer en los mercados españoles, ojo del huracán financiero por un día. Las dudas sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas estallaron en una sesión de ventas masivas de Bolsa española por parte de inversores extranjeros. El Ibex se desplomó el 5,94%, cerró en 10.241,7 puntos y arrastró a las Bolsas del mundo. Wall Street bajó más del 2%.
El mercado olió sangre. Las ventas masivas de grandes inversores provocaron una brutal caída de la Bolsa española, que experimentó el dudoso honor de ser la gran fuente de pesimismo de los mercados mundiales. Fue un 5,94%, una de las mayores caídas de la historia del Ibex. El motivo es, teóricamente, la debilidad de las finanzas públicas españolas y las pobres perspectivas de futuro de la economía. Como suele suceder, los mercados son capaces de obviar un problema durante meses para acto seguido reaccionar con pánico descontrolado.
Baste como ejemplo el mercado -especulativo y poco líquido- de CDS (credit default swaps, seguros de crédito). La deuda española cotizaba a 165 puntos, esto es, para asegurarse contra el impago de 10.000 euros en bonos del Tesoro hay que pagar 165 euros al año. Es un nivel similar al que se exige por cubrirse del impago de la deuda de Colombia o Perú, no muy lejos de Indonesia. Pero la tormenta no es sólo española. Aunque las caídas más duras se vieron en el parqué madrileño -probablemente porque hasta hace pocos días se había mantenido al margen de los problemas de Grecia-, Lisboa (-4,86%) y Atenas (-3,33%) experimentaron fuertes pérdidas. El CDS portugués (226) se compara con kazajo o el vietnamita. El mercado de bonos tradicional, no obstante, mostró una sorprendente templanza. El bono español a 10 años cotizaba en el 4,13%, con un diferencial frente al alemán de 96,77 puntos básicos, lejos de los máximos de 2009.
En el día no hubo un punto de inflexión claro. El mercado abrió prolongando la sesión del miércoles, cuando por primera vez las dudas sobre la deuda soberana española se pasaban a la Bolsa. A la hora de cotización, y ya con los resultados de Santander en la mano, el Ibex se dejaba alrededor del 2,5%, mucho más que Europa. Los bancos mostraban pérdidas del alrededor del 3%.
Santander presentó unos resultados en línea con lo esperado, tras aprovechar plusvalías por 2.587 millones para dotar provisiones y fortalecer balance. Los analistas no valoraron negativamente las cifras, pero el mercado estaba a otra cosa. El banco cayó un 9,4%. BBVA, el 7,54%. A media mañana una subasta de bonos del Tesoro dejaba un sabor agridulce: hay demanda para activos de deuda españoles, pero se exige un tipo de interés muy superior al de hace dos meses (el 2,66% frente al 2,14%). La noticia no tuvo gran impacto en la Bolsa ni en los diferenciales de deuda a 10 años de España ni o Portugal, cuyo fracaso en una colocación de letras el miércoles fue una primera llamada de atención. Ahora bien, las dificultades para colocar deuda en plazos cortos reflejan las mayores necesidades de financiación en estos tramos. La prima de riesgo de la deuda española con la alemana es de 114,2 puntos a dos años y de 96,7 a 10.
La tormenta se desató por la tarde, tras la rueda de prensa del BCE, tan intrascendente a efectos de mercado como es habitual. A medida que los operadores estadounidenses llegaban a sus mesas, las órdenes de venta colapsaban el mercado español, que registró un altísimo volumen de contratación de 5.300 millones sin contar operaciones de bloques. Según todos los analistas consultados, los grandes inversores o bien vendieron sus paquetes de Bolsa española o bien apostaron a la baja con derivados sobre el Ibex, con diferencia el mercado más líquido de la periferia europea y con más presencia de extranjeros. Por si fuera poco, la empresa de inversión de Warren Buffett fue degradada por S&P, las peticiones de subsidio de paro en EE UU crecieron y el profesor Nassim Talebaconsejó "a todo ser humano" apostar por el desplome de la deuda de EE UU.
En todo caso, la caída de España fue un factor de primer orden. El Euro Stoxx 50 cedió el 3,46%. De los 97,16 puntos que perdió, Santander, Telefónica y BBVA suponían 19,9. La tormenta era de tal calado que Europa sufrió caídas por encima del 2%, y en EE UU, donde el S&P bajó el 3,11% y el Dow el 2,61%. En el año el Ibex a cae el 14,22% frente al 7,12% del Dax. A última hora de la tarde la CNN entrevistaba a la ministra de Economía, Elena Salgado, que trataba de echar cubos de agua al incendio, mientras un rótulo inferior rezaba Spain in Focus.
Como señala José Luis Cárpatos, analita de Serenitymarkets.com, "el mercado tiene miedo a la deuda soberana; ahora lo pagamos unos, pero luego vendrán otros". Pero ayer sólo había ojos para España, Portugal, Irlanda y Grecia. Los inversores, acertadamente o no, teme un efecto dominó en la periferia europea, como en su momento temió un efecto dominó en la banca de inversión de Wall Street. Y vende Bolsa española indiscriminadamente, pues lo único que cuenta es el riesgo asociado al país.
Para Raj Badiani, analista de IHS en Londres "la situación en países como Grecia y Portugal ha obligado a mirar también a otros como España. ... El entorno es muy diferente a la de Grecia, pero los mercados están preocupados por la falta de potencial de crecimiento de la economía dado su alto paro y las pocas posibilidades de que suba la demanda interna", informa Ana B. Nieto.
Que ningún analista plantee un impago de deuda en España o Portugal no significa que la presión del mercado vaya a aflojar. La relativa tranquilidad del mercado de bonos español es doblemente significativa: relativiza la caída del Ibex pero muestra cómo un crac puede alimentarse a sí mismo. Teóricamente, el mayor riesgo país y los mayores costes de financiación de las empresas son los mecanismos que transmiten la tormenta de la deuda a la Bolsa. Pero cuando el mercado entra en barrena la teoría pasa a un segundo plano. Se actúa primero y luego se pregunta. Hoy, además de con el huracán español, los inversores deberán lidiar con el dato de paro en EE UU en febrero.