Los laboratorios se enfrentan a una mayor carga impositiva
Un informe de PwC advierte que las farmacéuticas podrían trasladar un aumento de la presión fiscal a los consumidores.
A las farmacéuticas se les acaba el entorno fiscal estable de los últimos 20 años, con presencia en países de baja imposición, y se enfrentan a una mayor carga impositiva. El aumento de las tasas que deberán pagar recortará evidentemente sus márgenes y para que esto no ocurra lo trasladará a los precios de venta al consumidor. Así lo asegura PricewaterhouseCoopers en el informe Farma 2020: tasando los tiempos por venir. El estudio incluye una encuesta a 35 responsables de los departamentos fiscales de las empresas farmacéuticas y el 60% de ellos afirma que el fenómeno es inevitable.
Las razones para que esto ocurra son diversas. "El modelo de negocio evoluciona hacia uno más sofisticado de terapias personalizadas, en productos sobre cáncer o sida, que afectan a menos población pero son más caros. La carga impositiva se centrará en los esfuerzos de especialización y comercialización en mercados con sistemas impositivos elevados", explica Rafael Rodríguez, socio responsable de farma de PwC. Actualmente los laboratorios buscan aumentar el beneficio gracias a esta especialización, que otorga más esfuerzo en el valor añadido, en monitorización de la evolución de los pacientes y en otros servicios asociados al fármaco. Así que si parte de su negocio se traslada a países desarrollados -en los mercados finales-, lo pagarán vía impuestos y "aumentará el riesgo de conflictos de doble imposición entre las jurisdicciones involucradas", señala el estudio.
Relacionado también con el modelo de negocio, según los laboratorios vayan apostando por la biotecnología, pagarán más impuestos, ya que los centros de investigación suelen situarse en países con altas tasas impositivas. La tasa efectiva media de las 10 mayores biotech se sitúa en un 28,2% de los ingresos, frente al 23,8% de las grandes farmacéuticas.
Además, en el contexto de crisis económica, los Estados serán más exigentes en la fiscalidad para reparar sus dañadas deudas públicas, lo que puede incluir una mayor presión fiscal. De momento, donde sí afecta es en un mayor control en el precio de transferencia (el que pactan dos empresas que pertenecen a un mismo grupo) de los productos, así como en el establecimiento permanente.
Además, para 2020, América Latina y Asia ganarán cuotas de mercado que se acercarán al 40% del total, "donde los impuestos para las empresas suelen ser más elevados", explica Rodríguez. En Asia y Pacífico el gravamen sobre sociedades es de media del 27,5%; en América Latina, del 26,9%, frente al 23,2% de la Unión Europea, según KPMG.
Algunos países, sobre todo los europeos, cuentan también en sus agendas con una tributación verde, que es previsible que en los próximos años comience a gravar las actividades más contaminantes. "Existe una tendencia que establece que quien contamina paga, y las farmacéuticas, por su actividad fabril, lo hacen", asegura Rodríguez.
Al final, que una multinacional pague más o menos impuestos es una combinación de dónde reparta la producción y el modelo de negocio que establezca. Entre las grandes, la alemana Bayer es la que tiene una tasa efectiva de impuestos mayor (29,3%), frente a la suiza Novartis (14,4%). Por eso, PwC recomienda a las empresas un mejor análisis en sus departamentos fiscales ante la complejidad de la tributación a la que se enfrentan. Fundamental si no quieren ver recortados sus beneficios o trasladar la merma a los precios de los medicamentos.
Competencia en los incentivos a la I+D
El informe señala que el alza de la carga impositiva puede verse mitigada, en parte, por la competencia entre países para fomentar la I+D, gracias a los incentivos. "España destaca por los incentivos", señala el responsable de farma de PwC, con varios tipos de deducciones. Además, el Plan Profarma rebaja parcialmente la tasa que los laboratorios tienen que pagar por la venta de productos, si cumplen unos requisitos como el desarrollo de la I+D o la creación de empleo de alta cualificación en España. Y es que el gasto en I+D de esta industria en todo el mundo asciende a los 75.000 millones de dólares (51.570 millones de euros), una inversión estratégica para cualquier país. Pero, según Rodríguez, los incentivos no compensarán el alza global impositiva, pues la localización de los centros de investigación depende de otros factores para su desarrollo.