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Columna
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La herencia del año que termina

Como consecuencia de una política económica totalmente equivocada, basada en incentivar la demanda, sin realizar las reformas estructurales que son necesarias para salir de la prolongada crisis, el año 2010 recibirá como herencia un empobrecimiento generalizado.

El déficit público del 2009 rondará el 11% del PIB y la deuda pública se situará en el límite del 60% del PIB fijado en el Tratado de la Unión Monetaria. La Comisión Europea ha abierto un expediente a España por déficit excesivo. En dos años hemos perdido lo que conseguimos con la entrada en la Unión Monetaria, tras un gran esfuerzo de todos los ciudadanos.

El año 2010 recibirá más de 4,5 millones de personas en paro, más del 19% de la población potencialmente activa y la tendencia continuará siendo creciente. Tenemos la tasa de paro más alta de la Unión Europea, con el consiguiente efecto sobre la prestación de desempleo y por tanto sobre el déficit público. El paro constituye la consecuencia más grave de la crisis, se trata de personas que han perdido su empleo fijo, ya que el paro es tan profundo que está ya afectando a trabajadores fijos; miles de familias tienen a todos sus miembros en condiciones de trabajar en paro.

El sistema de pensiones públicas contributivas que va a recibir el 2010 se encuentra al borde de la quiebra. El superávit de la Seguridad Social ha ido disminuyendo cada año; y a consecuencia de la crisis en 2010 entrará en déficit y el Estado tendrá que aportar fondos a la Seguridad Social para poder pagar las pensiones. Todo por una imprevisión del Gobierno por no haber hecho caso a cuantos alertamos del grave problema.

El envejecimiento de la población y su fuerte aumento por la inmigración, han llevado ya al sistema sanitario público al déficit. Tampoco aquí ha hecho el Gobierno caso a cuantos alertamos de la situación que se avecinaba. Necesidad urgente de analizar el problema, establecer el copago como una medida para reducir demandas no solventes es imprescindible.

El fuerte endeudamiento de las empresas, de las familias y del sector público que supera el 300% del PIB es otra de las herencias negativas que recibirá 2010. Tal endeudamiento contendrá el consumo de las familias y la inversión de las empresas como motores para salir de la crisis.

Los resultados negativos derivados de la caída de la actividad económica en 2009 en el entorno del -3,6% será otra herencia desfavorable que recibirá 2010, que se verá agravada por una caída del PIB es este último año del -1%. La renta disponible de los ciudadanos continuará experimentando una fuerte contracción tanto por la caída del PIB como por las subidas acordadas de los impuestos.

A pesar de la fuerte caída del PIB en el pasado año, el déficit exterior de la economía española continúa, si bien se ha reducido a la mitad en 2009: 5% del PIB. Tal caída se ha debido principalmente a la fuerte reducción de las importaciones a consecuencia del descenso del PIB y no a las exportaciones, con lo cual continuará el cuello de botella que nuestra economía tiene en el sector exterior cuando se produce una expansión de la actividad económica.

Una administración pública que ha continuado ganando peso en volumen y en su toma de decisiones es otra herencia negativa que recibirá 2010. Nada se ha hecho para reformar la Administración Pública, para hacerla más eficiente y menos costosa, el número de funcionarios ha continuado su ritmo ascendente. ¿A qué se espera para que la Administración Pública gane en productividad? La reforma de su organización y de su funcionamiento es urgente.

Krugman, Nobel de Economía, en una conferencia pronunciada en España en el primer semestre de 2009, dijo que en nuestro país los precios y salarios son insostenibles, y no están alineados con su situación económica, por lo que España necesita una deflación relativa del 15%.

España constituye un grave problema para la Unión Europea. Francia y Alemania han empezado su recuperación; las previsiones para España son que ni este año ni el próximo saldremos de la crisis y generaremos empleo. Como no hemos hecho ninguna reforma estructural que incremente la productividad, el crecimiento plano puede durar varios años; Japón tardó diez años en salir de su crisis.

José Barea. Catedrático Emérito de la UAM

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