La presión de un acuerdo en Copenhague recae sobre China
Los líderes mundiales presionan al gigante de Asia para que abra sus emisiones al control internacional. Hoy se debe alcanzar un acuerdo
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, desatascó ayer la cumbre del clima de Copenhague después de tres días de negociaciones muertas y borradores de acuerdo sin contenido. La enviada de Barack Obama puso sobre la mesa de Copenhague las dos cuestiones clave para alcanzar un acuerdo mundial de reducción de gases de efecto invernadero, vital para un cambio de modelo energético: cuánto costará la lucha contra el cambio climático y qué países están dispuestos a financiarlo.
Estados Unidos, el único país industrializado que no ha firmado el protocolo de Kioto, dio ayer un giro en su política climática y ofreció cifras, por primera vez. Este país se sumará al fondo de 100.000 millones de dólares propuesto por la Unión Europea para ayudar a los países pobres a financiar su esfuerzo en la lucha contra el cambio climático.
Clinton aseguró que Estados Unidos asumirá una parte "justa" de ese paquete. Con una sola condición: China, como parte de los países receptores de la ayuda, deberá aceptar una auditoría internacional sobre sus emisiones. De salir con éxito del centro de conferencias, el nuevo tratado contará con un registro de emisiones, al estilo del que ya existe para los países firmantes del protocolo de Kioto, que sigue una serie de directivas comunes. Pero el país asiático se ha negado hasta ahora a ofrecer esta información. Para este país, abrir a las estadísticas mundiales sus emisiones equivale a desvelar su política energética. Sin China, no es posible alcanzar un acuerdo en Copenhague.
"Todos debemos de estar juntos en este acuerdo, incluida China, que es el primer emisor y la segunda economía mundial". Así pasaba Clinton al país asiático el testigo sobre la suerte de la negociación, y de paso abría una grieta en el ya maltrecho G77, compuesto por los países pobres, muchos africanos, China y Brasil.
El malestar de este grupo de países en las negociaciones ha hecho de tapón en el avance de los grupos de trabajo que deben arreglar los miles de flecos pendientes en una negociación de este calado hasta ayer por la mañana. Para el secretario ejecutivo de la oficina de cambio climático de la ONU y anfitrión de la cumbre, Yvo de Boer, las negociaciones han recuperado el ritmo. Las delegaciones nacionales, atrincheradas en la sesión plenaria ponen y quitan comillas en los dos textos con los que trabajan y que son la herencia de la hoja de ruta heredada de Bali. De allí salió el compromiso de adquirir un acuerdo definitivo en Copenhague. Y como entonces, los principales escollos siguen siendo el nivel de reducción de emisiones de los países industrializados, de los países en desarrollo y la transparencia en la contabilidad de estas emisiones, "una clave muy difícil de resolver por razones que van más allá de motivos ambientales", según explicó una fuente conocedora de las negociaciones sobre el bloqueo de China.
A última hora de ayer, el delegado del Gobierno chino, He Yafei, se mostró abierto a abrir "un diálogo de cooperación abierto y no intrusivo que no infrinja la soberanía de China", según recogió la BBC.
La llegada ayer al Bella Center de varios líderes políticos elevó aún más la presión sobre la necesidad de alcanzar un acuerdo hoy. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no dudó en cargar las tintas sobre los dos países sobre los que recae el peso de la cumbre. "Ni Estados Unidos ni China pueden fallar en esta cita histórica, ni pueden eludir sus responsabilidad ante el mundo". Zapatero defendió un esfuerzo colectivo que apueste por un modelo más sostenible. "Una nueva era energética ha de nacer en nuestra era histórica tras el carbón y el petróleo, que debe sustentarse en los principios de eficiencia energética, energías renovables, esfuerzo tecnológico compartido y la democratización de la capacidad de producir energía". Para la canciller alemana, Angela Merkel, "el mundo no puede seguir funcionando como hasta ahora. Necesitamos mostrar que podemos decidir juntos para ofrecer un acuerdo en 24 horas". El primer ministro británico, Gordon Brown, se sumó a la crítica de la opinión pública sobre la movilización de los Gobiernos para salvar a los bancos y el escaso esfuerzo para salvar el clima. "La gente dice con razón: si podemos proporcionar financiación para salvar a nuestros bancos de los banqueros, podemos, con el apoyo financiero adecuado, salvar el planeta". Brown insistió en seguir la vía de una reducción de emisiones de al menos el 80% en 2050.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, dijo que "un fracaso en Copenhague sería catastrófico. El fracaso nos está prohibido. No estamos aquí para un coloquio sobre cambio climático, sino para tomar decisiones. China no puede decir que la transparencia signifique poner en duda su soberanía".
La oferta estadounidense se sumaba ayer al avance de otros capítulos, lo que contribuyó a sacar del pesimismo el ambiente en el Bella Center, el centro de conferencias donde se celebra la cumbre, y a creer en la posibilidad de alcanzar un acuerdo de aquí a mañana por la mañana, antes de la esperada llegada del presidente estadounidense, Barack Obama.
Según el esquema que se baraja, los países industrializados pondrán 10.000 millones de dólares anuales hasta 2012, para responder de forma inmediata a la falta de recursos de los países pobres. La Unión Europea, Japón y Estados Unidos ya han anunciado que asumirán su parte correspondiente. La UE aportará 4.400 millones anuales. España desembolsará 375 millones hasta 2012, según anunció Rodríguez Zapatero.
A partir de esa fecha, cuando expira el protocolo de Kioto, los países ricos abrirán un fondo de 100.000 millones de dólares anuales hasta 2020 para ayudar a los países pobres a adaptarse al cambio climático y a promover un modelo de crecimiento económico y productivo que se aleje de los combustibles fósiles. El fondo seguiría en marcha a partir de esa fecha, aunque aún se desconoce el plazo exacto. De alcanzar un acuerdo, en Copenhague debería definirse la estructura financiera de ese fondo, que contará con aportaciones públicas y privadas, y cómo se alimentaría. Fuentes españolas explicaban ayer que se baraja la creación de un fondo de subasta de parte de los derechos de emisión de los países industrializados o la creación de una tasa sobre el transporte aéreo y marítimo a escala global. La UE estima que entre el 15% y el 25% del paquete serían aportaciones públicas.
Regímenes sin distinción
La lucha contra el cambio climático no distingue entre regímenes políticos. Todos, en teoría, buscan la reducción de gases contaminantes y un futuro más sostenible para las generaciones venideras.Bajo esta premisa está siendo posible en Copenhague que líderes democráticos compartan tribuna con regímenes dictatoriales y (más o menos) el mismo mensaje.La intervención del presidente brasileño, Inacio Lula da Silva estuvo ayer precedida por la alocución del dirigente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, quien en nombre de Dios defendió el uso de energías renovables en sustitución del petróleo. Por el camino, acusó a Estados Unidos de utilizar su política energética, aún dependiente de los combustibles fósiles, como arma de política exterior y elemento clave de su seguridad nacional.La misma tribuna estuvo el miércoles ocupada por el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, sobre quien pesa una orden de arresto internacional. Mugabe ha podido acudir a la cumbre del clima gracias al limbo legal de la ONU. El Gobierno de Myanmar, la antigua Birmania, también intervino el miércoles en el pleno de la cumbre del clima.
Los observadores, maltratados y despreciados
La sociedad civil ha sido maltratada en esta cumbre". Así resumía ayer el balance de la presencia de observadores en las negociaciones climáticas Joaquín Nieto, representante de los sindicatos internacionales y españoles. Nieto era ayer el único representante de la sociedad civil española que quedaba dentro del Bella Center. El resto ha sido invitado a dejar el centro de conferencias. "¿Qué temen? ¿Por qué no quieren en esta cumbre las propuestas de la sociedad civil?", se preguntaba este veterano de las cumbres climáticas y uno de los mayores conocedores de los espinosos y complicados vericuetos de las negociaciones sobre la reducción de emisiones contaminantes.La presencia de observadores ha ido menguando a medida que avanzaba la presión para alcanzar un acuerdo y la llegada de líderes políticos, hasta ahora ausentes en estas cumbres. Tras el caos que supuso el colapso del centro de conferencias donde se desarrollan las negociaciones por la avalancha de organizaciones no gubernamentales acreditadas, la oficina de cambio climático de la ONU y anfitriona del megaevento ha prescindido de casi todas las voces de la opinión pública.La organización de varias manifestaciones recibió un mensaje claro por parte de las fuerzas de policía. Pese a que el espíritu de las movilizaciones ha sido pacífico, la policía local ha detenido a más de 300 personas en lo que va de semana.
Las cifras
100.000 millones de dólares es el fondo propuesto por la Unión Europea para ayudar a los países pobres a luchar contra el cambio climático. 4.4004.400 millones de dólares anuales hasta 2012 es la parte que aportará la Unión Europea. España ingresará 375 millones hasta esa fecha.