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Columna
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¿Sólo mala suerte?

Abu Dhabi acusa a Citigroup de fraude en sus inversiones en el banco estadounidense durante 2007. Sean los que sean los méritos de la alegación, el proceso de arbitraje centra su atención en las pérdidas de casi el 90% de Abu Dhabi Investment Authority (ADIA) sobre su inversión de 7.500 millones de dólares. Esto contrasta con los generosos retornos de los fondos soberanos rivales que además apuntalaron el banco.

La miseria de ADIA es en parte el resultado de un mal juicio. El mayor fondo soberano del mundo fue el primero en responder a las llamadas de auxilio de capital de los bancos occidentales. Mientras que ADIA se embolsó un jugoso cupón anual del 11% sobre los bonos convertibles en los que invertía, fracasó en negociar una red de seguridad suficiente por si Citigroup necesitase otro rescate. Pero el error de ADIA no sólo viene de haber realizado un mal juicio: también ha tenido mala suerte.

Como parte de las ayudas gubernamentales de Estados Unidos a Citi del pasado mes de noviembre, a los inversores soberanos de Singapur y Kuwait se les dio la oportunidad de convertir sus acciones preferentes en acciones comunes a 3,25 dólares el título para reducir la carga a largo plazo del dividendo.

Naturalmente, si el fondo soberano árabe consigue corroborar sus acusaciones de fraude, este proceso cambiará radicalmente. Pero, en caso contrario, el rescate de Citi se vendrá abajo y resultará ser una de las peores inversiones de su larga historia.

Una Galani

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