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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La UE mira hacia Madrid y Copenhague

La Unión Europea, capital Bruselas. Pero durante esta semana, la atención del club comunitario estará volcada en Copenhague. Y tras la última cumbre de la presidencia sueca de la UE, celebrada con éxito los pasados jueves y viernes, los 27 inician ya la transición hacia un semestre que girará en torno a Madrid.

De esas tres capitales depende en buena medida no sólo el devenir inmediato de la Unión Europea, sino también el futuro a más largo plazo del planeta. En Bruselas, en concreto, los 27 pactaron el viernes poner 7.400 millones de euros a disposición de los países en vías de desarrollo para que puedan adaptarse entre 2010 y 2012 a las futuras exigencias medioambientales para la producción industrial en todo el mundo.

Esa oferta aspira a facilitar un acuerdo en la capital danesa, donde el próximo viernes nada menos que 110 primeros ministros intentarán cerrar un pacto político vinculante para seguir controlando las emisiones de CO2 cuando en 2012 expire el Protocolo de Kioto. Europa llega a la capital danesa como el único bloque que ya se ha comprometido a reducir sus emisiones (un 20% antes de 2020 en relación a 1990) y que está dispuesto a ampliar su esfuerzo (hasta el 30%) si otros países, en particular EE UU y China, los más contaminantes, adoptan medidas equivalentes.

El éxito o el fracaso en Copenhague deberá ser gestionado a nivel europeo por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que a partir del 1 de enero ocupará la presidencia de la Unión Europea. Madrid deberá defender la posición comunitaria, que aspira a plasmar en un tratado vinculante, con mecanismos de verificación apropiados, los compromisos de reducción de emisiones que se pacten en Dinamarca.

Esa tarea encaja con la dimensión de gobernanza global que parece inspirar el programa de la presidencia española. El Ejecutivo pretende dotar a Europa, y en particular a la zona euro, de una estructura de coordinación económica lo más estrecha posible para que el Viejo Continente pueda reaccionar o defenderse en bloque ante problemas que desbordan la capacidad de actuación de los Estados por sí solos.

La primera prueba de fuego de esa nueva ambición va a llegar con la reforma de los mercados financieros y la modernización del modelo productivo europeo. Los 27 ya han previsto para febrero de 2010 una primera cumbre informal en la que intentarán pactar las orientaciones generales macroeconómicas para la próxima década. España desea que el nuevo vademécum europeo supere el marco de la en cierto modo fallida Estrategia de Lisboa, que llega a su fin el próximo año. Madrid prefiere un Pacto de Reformas Estructurales tan vinculante o casi como el de Estabilidad. Veremos si lo logra. Y si, luego, se respeta.

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