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Nuevo plan fiscal

Japón eleva en 55.000 millones el gasto público para afrontar la recesión

El Gobierno japonés aprobó ayer un nuevo plan de estímulo fiscal -y ya van cuatro desde 2008- para elevar el gasto público en 54.600 millones de euros, un 1,5% del PIB. Que la deuda pública se mueva en torno al 200% del PIB es secundario para un Gobierno preocupado por la apreciación del yen y que teme, sobre todo, no poder salir de la espiral deflacionista -los precios cayeron un 2,5% en noviembre- y volver a registrar tasas negativas de crecimiento intertrimestral.

Entre junio y septiembre, el PIB japonés creció un 1,2%, para sorpresa de los analistas. Sin embargo, el Gobierno cree que ese buen dato difícilmente se repetirá y quiere evitar a toda costa que el PIB regrese a tasas negativas intertrimestrales en los próximos meses. El estímulo fiscal -dirigido a invertir en obra pública para crear empleo e impulsar las energías limpias- se une a la inyección de liquidez de 77.000 millones al sector financiero aprobada la semana pasada.

Máquina de hacer dinero

El Gobierno, pese a su abultada deuda, ha optado por poner en marcha la máquina de hacer dinero para combatir la apreciación del yen, que en noviembre se situó en su nivel más alto frente al dólar en 14 años, lo que agrava la capacidad exportadora de las empresas que, además, ven como los bajos tipos de interés (0,1%) no logran reactivar la demanda interna.

La producción industrial cayó un 19,5% en el tercer trimestre del año y la tasa de paro se situó en el 5,7%, un nivel muy alto para la economía nipona. El Gobierno teme que se produzca lo que los ingleses llaman double dip, es decir, que el crecimiento registrado en el tercer trimestre no sea más que un espejismo y que Japón se encuentre aún lejos de ver la crisis por el retrovisor.

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