Globalvía acudirá al arbitraje por un conflicto en Chile con Bancomext
La operadora de infraestructuras Globalvía y el banco mexicano Bancomext irán a un tribunal de arbitraje para dirimir una reclamación de unos 78 millones de dólares por parte de la española. La filial de FCC y Caja Madrid se queja de una posible contabilización indebida de activos tras la compra de dos autopistas chilenas en 2008.
Tras meses de correspondencia cruzada y encuentros infructuosos Globalvía y Bancomext van a resolver sus diferencias, por el traspaso de dos autopistas, ante un juez del Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago de Chile.
La española adquirió las dos carreteras en concesión hace algo más de un año al banco mexicano por 553 millones de dólares (359 millones de euros de entonces), pero se reservó un plazo de 12 meses de garantía por si detectaba algún problema en el contrato.
Esa cláusula contemplaba la retención de 110 millones de dólares del precio que pagó Globalvía. Con ese dinero Bancomext debía responder si la española solicitaba alguna reparación económica por diferencias relacionadas con la valoración de los activos.
Finalmente ese fondo podría utilizarse. Fuentes cercanas al conflicto señalan que la filial de FCC y Caja Madrid ha valorado en unos 78 millones de dólares (52 millones de euros) la compensación que debe recibir. Sin embargo, desde la entidad que preside Juan Béjar se opera con cautela al asegurar que "la cifra está aún por cuantificar".
La adquisición se cerró en septiembre de 2008, pero dos meses después Globalvía ya consideraba que Bancomext había tasado activos de forma incorrecta, por lo que abrió la vía de la protesta con una primera carta al banco, fechada el 11 de noviembre del pasado ejercicio, y una segunda misiva del 12 de diciembre.
Con el conflicto en sus primeras fases las dos partes insistieron siempre en que buscarían una salida negociada, aunque los documentos que ambas firmaron prevén la vía del arbitraje.
307 kilómetros
Las infraestructuras que están motivando el desencuentro son la autopista del Aconcagua (Santiago-Los Vilos, de 218 kilómetros), operada a través de la sociedad Scada, y la Autopista del Itata (Concepción-Chillán, de 89 kilómetros), que Globalvía gestiona a través de Scadi. La compañía las ganó en subasta internacional a empresas como OHL, Abertis, Autopistas do Pacífico o CCR. Lo hizo más que doblando la mejor oferta y se justificó el precio por la oportunidad de entrar en un mercado concesional como el chileno, en el que se contemplan ingresos mínimos garantizados por la Administración en autopistas como Scada.
En sus cartas a Bancomext, centradas especialmente en esta última, Globalvía comunicaba "la indebida contabilización como activo o derecho de crédito exigible y susceptible de cobro frente a la Administración de mayores costes de construcción".
Además se refería al incorrecto apunte de unas partidas que, según Bancomext, adeudaba el Ministerio de Obras Públicas Chileno. Incluso a unas multas impuestas por defectos en la calzada que debía haber pagado, a juicio de la parte demandante, por el anterior dueño de la infraestructura. Todo ello conducía a acusaciones a Bancomext por no representar fielmente el estado financiero de la autopista del Aconcagua.
Según avanzó ayer Diario Financiero, ambas entidades han dado su visto bueno al árbitro Sergio Urrejola Monckeberg. El rotativo chileno cifra las compensaciones que exige Globalvía entre 60 millones y 120 millones de dólares.
Inversiones
Mientras discute con Bancomext, Globalvía ha tratado de ganar entre cinco y ocho años de plazo de concesión en Scada a cambio de inversiones en modernización por unos 90 millones de euros. El periodo de explotación actual vence en 2021.