Cuidado con los derivados
Los cambios de los precios de las viviendas en Reino Unido han pillado desprevenidos a muchos este año, incluso al supuestamente sofisticado mercado inmobiliario de derivados.
Los derivados de las propiedades residenciales cotizan en el índice de Halifax. Un operador compra un contrato por un teórico precio, pongamos diez millones de libras, poniendo en efectivo quizá sólo una décima parte del montante. El contrato especifica una tendencia del mercado -por ejemplo, que subirá un 5% en un determinado espacio de tiempo-. Si el índice sube sólo un 1%, el contrato le aportará cuatro puntos porcentuales (400.000 libras), pero si sube un 6% será él el que tenga que pagar 100.000 libras.
La media de todas las apuestas en un momento determinado equivale a la opinión de los derivados de la propiedad acerca de hacia dónde apunta el mercado. Pero fijémonos en los contratos a dos años de diciembre de 2008. En marzo, cuando el mercado inmobiliario y la economía en general parecían muertas, dicha media cayó casi un 30%. Tras seis meses de subida de los precios y del relajamiento cuantitativo de Reino Unido, el punto medio de ese mismo contrato sugiere ahora una subida del 6%.
Y ello demuestra cuan poco fiables pueden ser los derivados como herramienta de predicción. Son sólo un sumatorio de las opiniones de una pequeña selección de observadores del mercado acerca de cuál va a ser el comportamiento de los precios. Por eso tienden a salirse del índice inmobiliario real. Los inversores deberían recordar esto antes de ponerse a vender demasiado por su culpa.
George Hay