Dell irrumpe en el negocio del móvil con Android
Dell tiene previsto lanzar un smartphone en el mercado de EE UU con el sistema operativo Android de Google, y será comercializado por AT&T. La compañía se une así a otros gigantes informáticos que han dado el salto hacia el mundo del móvil.
Dell ha sido la última empresa del sector informático en anunciar su entrada en el negocio de los smartphones. Según publicó ayer The Wall Street Journal, la empresa está desarrollando un móvil inteligente, que estaría destinado inicialmente al mercado de EE UU. El terminal, basado en el Android de Google, sería comercializado por AT&T. El móvil de Dell estaría disponible en 2010. Posteriormente, la intención de Dell pasaría por comercializar el terminal en el Viejo Continente.
La empresa norteamericana no ha querido hacer comentarios, si bien algunos medios de estadounidenses han recordado en las últimas horas que Dell contrató en el año 2007 a Ron Garriques, hasta entonces responsable del área de móviles de Motorola, para liderar la transición del gigante informático al mundo de la electrónica de consumo.
No es el primer movimiento del grupo en este ámbito. La empresa de Michael Dell ya confirmó en agosto que está desarrollando un smartphone 2G para China Mobile, que se comercializaría únicamente en el país asiático.
Con su movimiento, Dell se une a otras compañías del sector informático como HP, que lleva años intentando hacerse sitio en "un mercado difícil", según han reconocido en alguna ocasión los directivos de la firma, Toshiba, Asus, Lenovo o Acer, que anunció sus primeros smartphones en el pasado Mobile World Congress de Barcelona, en febrero.
Estas empresas están tratando de hacerse sitio en el jugoso mercado de los smartphones en un intento de compensar la caída de márgenes en sus negocios principales, vinculados especialmente a la imparable bajada de los precios de los ordenadores personales o los servidores. De hecho, consultoras como IDC o Gartner no descartan que 2009 sea el primer año desde 2001 en que caigan las ventas de ordenadores en todo el mundo como consecuencia de la crisis.
La entrada de estas empresas en el segmento celular afecta a las compañías tradicionales del mundo del móvil, si bien las más afectadas serán las más pequeñas. Distintas fuentes del sector coinciden en que esta presión puede frenar los intentos de recuperar viejas glorias de firmas como Palm y Motorola.
Este contexto ha contribuido a devolver las especulaciones de posibles fusiones u opa hostiles sobre estas empresas. Hace algunas semanas, Palm llegó a dispararse más de un 15% por el supuesto interés de Nokia. Y no era la primera vez. Durante meses se ha especulado también con el interés por Palm por parte de compañías informáticas como Dell, HP o incluso Microsoft. La operación les daría acceso directo a uno de los fabricantes históricos de dispositivos inalámbricos.
La metamorfosis de Windows Mobile
Muchos expertos coinciden en que Windows ha perdido terreno. Dicen que plataformas más innovadoras como la de Apple o el Android de Google le han puesto contra las cuerdas. Además, Palm y Motorola han dado la espalda al Windows de Microsoft. Y tampoco le ha favorecido a la larga su enfoque casi exclusivo en el mercado corporativo, donde tenía un gran dominio por la sincronización con los PC. Ahora el mercado se está moviendo mucho hacia el consumo, que es donde hay un negocio creciente. Ignacio Román, de Vodafone, cree que la llegada de Windows 6.5 "tiene más de cosmética que de fondo, y que el gran paso será Windows 7, que se va a construir desde cero". El problema es que éste no llegará al mercado hasta finales de 2010. Para muchos, demasiado tarde si se tiene en cuenta la velocidad a la que se mueve este negocio. "Microsoft no es una empresa especialmente ágil y, claro, no se sabe lo que preparan los demás", añade Román.A pesar del desmentido del consejero delegado de Microsoft, Steve Ballmer, en el mercado hay cada vez más rumores sobre la intención de la compañía de lanzar una plataforma vertical similar a la creada por Apple con su iPhone, que estaría basada en Windows 7, y que no permitiría al resto de fabricantes ninguna personalización. Es decir, Microsoft controlaría el software y el teléfono, aunque no lo fabrique ella.