Comprometidos
En España, como en el resto de las naciones avanzadas desde que estalló la crisis económica, se observa que sobra capacidad instalada para producir, a la vez que falta para comprar. Debido a ello, nos encontramos en un contexto de baja inflación y escaso crecimiento, en el que resulta necesario que el Estado intervenga para normalizar paulatinamente la situación, para que en el futuro el panorama económico está más firme y más equilibrado.
Esta atonía ha afectado a todos los sectores por lo que la recesión económica se ha dejado sentir en el deterioro de las cuentas públicas, a la caída de los ingresos se ha sumado el aumento que han experimentado los gastos. Las previsiones que se realizan apuntan a que los déficits públicos continuarán siendo altos en los próximos ejercicios. Esta posición de partida le otorga al Gobierno la posibilidad de utilizar un margen de maniobra para llevar a cabo medidas correctoras que reduzcan los gastos y/o que suban los impuestos.
En el día de ayer, la vicepresidenta económica hizo entrega en el Congreso del proyecto de Ley de Presupuestos para el año 2010, que es uno de los instrumentos que tiene a su alcance el Gobierno. Desde ellos se actúa en varias direcciones con la finalidad de aumentar la capacidad de decisión gubernamental. Por eso, es interesante aproximarse a su contenido y lo primero que se deja ver es que son unos Presupuestos austeros y comprometidos.
Han establecido un conjunto de prioridades que afecta a todos los ministerios, ya que el gasto de personal se contrae de forma muy evidente. Esta decisión va acompañada de otras, en sentido contrario a lo anterior, que señalan cómo los gastos sociales siguen siendo objeto de una atención preferente (pesan el 51,6% del total), con el fin de que aquellos colectivos que se encuentran en una situación más vulnerable vean que el Gobierno les sigue proporcionando una destacada protección social. En el ámbito de los gastos de inversión, igualmente, se mantiene el esfuerzo desencadenado en años anteriores. Para superar la crisis, se despliegan tareas favorecedoras de una serie de actividades productivas cuyo impulso y desarrollo va a permitir el que pueda encontrarse una salida eficaz a la actual situación económica.
Un hecho singular acompaña a estos Presupuestos, que ha dado origen a un cálido debate en nuestra sociedad. En los últimos años, a lo largo de la dilatada e intensa fase de expansión económica que se ha vivido, se ha instalado entre algunos españoles -sobre todo entre quienes están bien situados económicamente- la idea de que el único camino de la acción pública pasa por una rebaja persistente de los impuestos.
Hasta el punto de que el mero anuncio de que el Gobierno estudiaba una moderada elevación de los tipos en algunos impuestos ha desencadenado reacciones airadas en formaciones políticas extremistas, algunas de las cuales han llegado a realizar mítines en contra y a situarse en posiciones próximas a la insumisión fiscal. "Qué tropa ".
Pues bien, la crisis está dando al traste con este planteamiento, los ingresos están ahora dejando de crecer con la rapidez y facilidad con la que lo venían haciendo hasta ahora. De hecho, algunos no sólo no crecen, sino que están desapareciendo, lo que nos lleva a un punto en el que la suficiencia presupuestaria ha dejado de estar garantizada de antemano. Las circunstancias económicas han cambiado por lo que desde ellas se empuja a que se produzcan algunas modificaciones en la política fiscal. Se trata de actuaciones destinadas a recuperar las posibilidades y capacidades que se han perdido, sobre todo si queremos que los gastos sociales y los gastos productivos no vean acentuadas las dificultades para su financiación.
Francisco Fernández Marugán. Diputado del PSOE por Badajoz