Peor fuera de la zona euro
El corazón de la zona euro está latiendo un poco más fuerte. La recesión ha finalizado en Francia y Alemania. Pero la caída de la producción en esos países ha sido dura, y sólo se atisba un tibio crecimiento 2010. En España, Irlanda, Italia, Portugal y Grecia las cosas están peor. Y en la periferia de la zona euro es dudoso que pueda darse una recuperación cuando se ha perdido la competitividad, ha aumentado la deuda y la devaluación no es una opción dentro de la moneda única.
El modelo económico francés ha emergido como la estrella y el PIB sólo retrocederá en 2009 un 2,25%, según el primer ministro, François Fillon. Francia, mucho tiempo ridiculizada, se ha mostrado más flexible y fuerte que otras economías punteras. Pero su sonrisa ganadora debe algo a un déficit presupuestario que probablemente será del orden del 8% del PIB este año. El exceso presupuestario del presidente Nicolas Sarkozy es ahora dos tercios del de Gordon Brown. Como en Reino Unido, puede que se requiera austeridad prolongada para reequilibrar las finanzas públicas.
El PIB de Alemania caerá un 5% este año. El país ha ido peor en parte porque sus exportaciones normalmente funcionan mejor y el saldo exportador es casi la mitad del PIB. En Francia, Italia y España la cuota es aproximadamente 20 puntos porcentuales más baja. Así, la caída en el comercio mundial afecta a Alemania en particular. Pero la persistente debilidad en el este de Europa y un euro demasiado fuerte limita cualquier reactivación en las exportaciones y el crecimiento alemanes en 2010. El consumidor alemán era reticente incluso en los buenos tiempos. Y a pesar de la cautela de Angela Merkel, el déficit de Alemania, ha aumentado demasiado y necesitará ser reducido.
Fuera del corazón franco-alemán, la zona euro está incluso menos contenta. No está claro lo que remplazará al boom de la construcción en España como motor de la economía. Irlanda está recortando fuertemente el gasto público. La posición de la deuda de Italia es tan pobre que no puede proporcionar estímulos.
La común infelicidad abierta en esas y otras economías en la periferia de la zona euro es que los sueldos y los precios aumentaron por encima de los de Francia y Alemania en los años del boom. Esto deja a muchas economías de la zona euro poco competitivas. La única manera para restaurar la competitividad es recortar los salarios y la demanda doméstica, aumentado los riesgos de la deflación.
Por Ian Campbell