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Columna
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National Express, el viajero solitario

National Express insiste en que preferiría trabajar solo. El agobiado operador británico de trenes y autocares ha rechazado una oferta de toma de control de la familia Cosmen y CVC Capital, un consorcio privado encabezado por su principal accionista. En su lugar, planea presionar con una emisión de acciones.

La decisión de rechazar una prima del 63% sobre el precio antes de que la compañía se hubiera convertido en un objetivo podría parecer descabellada. Pero es un movimiento prudente.

La historia de National Express es un clásico de los tiempos del boom. La compañía pagó un sobreprecio por activos cuando el crédito era fácil. Dos de sus grandes adquisiciones, el operador español de autocares Continental Auto y la franquicia ferroviaria británica East Coast, fueron completadas en su punto más álgido.

La recesión está ahora cobrándose su peaje. El balance de National Express está forzado y la compañía está operando hasta contra sus pactos bancarios. Tiene cerca de 1.000 millones de libras de deuda y un préstamo puente de 400 millones de euros que debe ser devuelto en septiembre del próximo año. El consejo del grupo, sin embargo, no quiere vender en la parte baja del ciclo. También, la oferta está condicionada a que la compañía mantenga el control de sus dos franquicias ferroviarias. Pero esto queda fuera del control de National.

Una retirada o el fracaso de la oferta transformaría rápidamente una difícil situación en otra muy desagradable. A National Express le gustaría tener un creíble plan de cambio para los accionistas en diciembre. Una decisión judicial sobre el futuro de sus franquicias ferroviarias podría extenderse mucho. Una emisión de acciones podría no hacer fuerte a la compañía, pero podría ponerla en posición de menor debilidad.

C. Courcoulas

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