El Partido Democrático de Japón promete diálogo en sus reformas económicas
El Partido Democrático de Japón, vencedor por mayoría absoluta en las elecciones del domingo, buscará apoyos de partidos minoritarios para elevar el respaldo social a su programa de reformas económicas.
El inminente jefe de Gobierno de Japón, Yukio Hatoyama, reafirmó ayer su intención de formar una coalición con el Partido Socialdemócrata y el Nuevo Partido del Pueblo para ampliar el respaldo a su propuesta de "cambio de régimen", que se centrará en la economía. El Partido Democrático (PDJ) de Hatoyama logró el domingo una histórica y amplísima victoria electoral, que puso fin a 54 años de Gobierno casi ininterrumpido del Partido Liberal Democrático. El PDJ casi triplicó su representación parlamentaria al lograr 308 de los 480 escaños del Congreso, gracias a un programa centrado en mejorar las condiciones socioeconómicas.
La segunda economía del planeta malvive entre recesiones desde que, a principios de la década pasada, estallase la burbuja inmobiliaria. La ausencia de medidas de estímulo suficientes llevó al país a una espiral deflacionista, de la que apenas acababa de salir cuando arreció el vendaval de la crisis financiera global. Los resultados son sangrantes en casi todos los indicadores económicos: caídas del PIB (5,9%), las exportaciones (36,5%) y, tal vez lo más temido en Japón, de los precios de consumo (2,2%) se suman a una tasa de paro del 5,7%, inaudita para los estándares locales. Ese caldo de cultivo ha desencadenado en el vuelco del domingo, en favor de un partido que promete ayudas a los parados, reducción de impuestos para las pymes y un rosario de medidas destinadas a combatir el alarmante envejecimiento de la población (con 1,37 hijos por familia, Japón apunta a ahondar su liderazgo como país más viejo del mundo). Entre ellas, destacan los incentivos a la natalidad (el equivalente a 2.300 euros anuales por hijo) y la escolarización gratuita hasta la universidad.
El conjunto de las ayudas supondría 127.000 millones de euros, lo que añadirá presión a la olla de un Estado cuya deuda pública duplica el tamaño de su economía. Hatoyama promete cuadrar el círculo limitando la influencia de los burócratas en la Administración, acusados de derrochar los recursos. La tarea, en todo caso, promete ser titánica. La incidencia política de la economía se simboliza en la pérdida del escaño del ministro de Finanzas, Kaoru Yosan. El primer ministro, Taro Aso, presentó el domingo su dimisión, después de un año de inoperancia causada por el sistemático bloqueo del Senado. El PDJ contará con la ventaja de controlar ambas cámaras legislativas.
La desastrosa coyuntura económica nipona se vió ayer atenuada por un dato positivo: la producción industrial aumentó en julio por quinto mes consecutivo, y lo hizo a un nivel (1,9%) más elevado de lo previsto por los analistas. Las medidas de estímulo fiscal están manteniendo la demanda, lo que ha llevado al gobernador del Banco de Japón, Masaaki Shirakawa, a afirmar que la economía muestra signos de recuperación. Sin embargo, tal como sucede en España, los expertos temen el día después de la retirada de los estímulos.
Mientras, las cifras en el resto de ámbitos siguen siendo muy negativas: Así, las viviendas iniciadas en julio descendieron un 32,1% en términos interanuales, mientras que los pedidos de la construcción se recortaron nada menos que un 42,8%. Pese a que las ayudas gubernamentales han hecho repuntar las ventas de automóviles, la producción cayó en julio un 31,9%, acumulando diez meses a la baja.