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Columna
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No esperen demasiado

Si el secreto de la felicidad es tener bajas expectativas, entonces los inversores estadounidenses deben ser extremadamente felices. Más de una tercera parte de las sociedades del índice S&P 500 han registrado beneficios en el segundo trimestre. Aunque éstos han bajado un tercio respecto al año anterior, más de tres cuartas partes de las empresas han superado las expectativas que tenían de ellas los analistas, de acuerdo con Thomson Reuters. Puede que sea el mejor registro de la historia, pero los inversores no deberían adelantarse a ellos mismos.

La idea de que las compañías están gestionando los malos tiempos mejor de lo que se temía ha ayudado sin duda al alza en más de un 20% del S&P 500 desde finales de marzo. Con todo, los fundamentos de una recuperación sostenible no parecen sólidos. Las empresas no financieras han conseguido mejorar sus beneficios sólo mediante un recorte drástico de costes.

Estos arreglos serán más difíciles de reproducir a medida que pasen los trimestres. Si las compañías recortan demasiado los gastos, al final no habrá nadie que responda las llamadas. Los inventarios acabarán alcanzando los niveles mínimos necesarios para que el negocio siga funcionando.

Lo que las compañías necesitarán es el crecimiento de los ingresos, algo muy ligado al crecimiento económico. Ahí es donde las noticias son peores.

El aumento del gasto de los consumidores no parece inminente, como tampoco lo son los negocios que puedan aumentar sus beneficios. Las compañías están planeando más recortes tanto en plantillas como en gastos de capital, de acuerdo a una reciente encuesta de la National Association of Business Economics. Esto seguramente signifique menos ventas de todo, desde ropa a centrales eléctricas. Además, tanto empresas como consumidores están ahorrando efectivo para reparar sus balanzas. Incluso cuando el gasto vuelva a subir lo hará de manera suave.

Todo esto sugiere que las expectativas serán mucho más duras de romper en el próximo trimestre. El rally de los stocks fallará a no ser que consumidores y negocios decidan airear sus bolsillos.

Por Robert Cyran

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