Con la lupa en los CDS
Ante la reciente propuesta de reforma de la regulación y supervisión de mercados financieros en EE UU, George Soros sugería erradicar la negociación de Credit Default Swaps (CDS), argumentando que este tipo de productos suponían reunir en las manos de un mismo inversor el seguro de vida de otra persona, al mismo tiempo que la bala para matarlo. Sin embargo, en las grandes líneas de la reforma el mercado de CDS pasaba desapercibido, quizás por su propia naturaleza autorregulatoria, al ser un mercado over the counter (OTC) dificultaba una mayor supervisión.
Entretanto, el Departamento de Justicia de EE UU (DoJ) ha abierto una investigación sobre uno de sus principales operadores, Markit Group, con sede en Londres, entre cuyos principales accionistas se encuentran JPMorgan Chase, Goldman Sachs, Deutsche Bank, Bank of America y Morgan Stanley.
æpermil;sta no es la primera vez que el DoJ investiga a este operador, el año pasado ya se analizaron sus operaciones al solicitar aprobación para realizar una joint venture con el DTCC (Depository Trust and Clearing Corp) para combinar sus operaciones de front y back office para procesar y confirmar las transacciones de productos derivados. De hecho, esta operación todavía estaba pendiente de aprobación.
Así pues, salen a la palestra en muy mal momento interrogantes tales como el funcionamiento de dicho mercado (con pocos participantes y un volumen limitado), el acceso a la información para sus participantes, o su sistema de formación de precios. Los defensores de dicho mercado dicen que su evolución ha facilitado la dispersión de riesgos, y da señales sobre la solvencia de los prestatarios. Los detractores, sin embargo, sostienen que el mercado es susceptible de ser manipulado y que genera especulaciones destructivas acerca de los valores analizados. Algunos abogan incluso por el establecimiento de una cámara de compensación que ponga orden.
Tradicionalmente, los derivados de crédito han trabajado como seguros, recompensando al tomador en caso de quiebra del emisor. El mercado de CDS creció en popularidad en la pasada década porque ofrecía a bancos y hedge funds una vía para apostar por la solvencia de los emisores, ya fueran empresas, activos hipotecarios o incluso países.
La escalada meteórica de sus precios sembró la alarma por doquier precipitando, por ejemplo, la caída de Lehman Brothers. Dado que la intermediación se suele realizar mayoritariamente over the counter, los reguladores temen aportar luz sobre prácticas de uso común que podrían resultar turbias; también temen encontrarse con que algunos participantes hayan asumido riesgos excesivos (como pasó con AIG).
Parece obvio que esta investigación es una forma de mostrar interés por una mayor regulación de los mercados OTC, pero el tiempo dirá si no se trata de una mera intervención mediática. De momento, los grandes beneficiados son los mercados regulados, con el CME a la cabeza.
Isabel Giménez Zuriaga. Directora general de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros